El ritmo fantástico de Cartagena

No hay un lugar más apropiado que Cartagena para ser el escenario de una narración fantástica.

El Espectador
03 de enero de 2014 - 11:00 p. m.

 El entorno mágico de la ciudad, la tarima inmejorable del Centro Histórico y la brisa del Caribe como cómplice artístico se han encargado de crear el complemento óptimo para la realización exitosa de un evento como el Cartagena Festival Internacional de Música, que este año llega a su octava edición y que cada vez se compromete con más ahínco en la urgencia de llevar las notas musicales desde las plazas turísticas hasta las zonas de mayor vulnerabilidad. Por eso en esta oportunidad se incluyeron en la programación del encuentro cultural nueve conciertos de carácter gratuito y con finalidades sociales, además de una amplia presencia de actividades didácticas y académicas.

El trabajo de la Fundación Salvi, entidad organizadora del festival, ha sido paulatino. Su labor se ha desarrollado durante ocho años, tiempo en el que ni el más optimista de los melómanos hubiera podido calcular el impacto en la Heroica de esta iniciativa puesta en marcha por el pianista Charles Wadsworth, consolidada por el jazzista Stephen Prutsman y reafirmada por Antonio Miscenà, quien el año pasado impuso el “estilo italiano” y ahora quiere compartir con el público algunas de las narraciones fantásticas más importantes del pasado llevadas a la música en diversos formatos orquestales. Las fábulas son, a grandes rasgos, las piezas centrales de este evento sonoro que comienza a expandir sus notas hoy en Cartagena y que extenderá sus dominios hasta el 12 de enero.

Las máscaras engañosas de Pulcinella, de Ígor Stravinski (1882-1971); el encanto de El carnaval de los animales, de Camille Saint-Saëns (1835-1921); la siempre sorprendente Cenicienta, de Gioachino Rossini (1792-1868), y la infaltable Pedro y el lobo, de Serguéi Prokófiev (1891-1953), son algunas de las narraciones fantásticas que harán que el Cartagena VIII Festival Internacional de Música sea una experiencia inolvidable para aquel que decida encontrarse de frente con el didáctico mundo de las fábulas, transformadas en esta ocasión en suites, piezas teatrales, óperas y performances sinfónicos. Más de 175 músicos nacionales y extranjeros tendrán la responsabilidad de convertir esos cuentos, mitos y leyendas en lenguajes acústicos para todo tipo de público.

La Orquesta de Cámara Orpheus, de Estados Unidos; el Cuarteto de Cuerdas Borodin, de Rusia, considerado el ensamble más antiguo en su formato; las hermanas Katia y Marielle Labèque, de Francia, tal vez el dúo de pianos más consolidado del momento, y el bandoneonista argentino Rodolfo Mederos hacen parte de los invitados de lujo a los 31 conciertos diseñados para seguir posicionando el nombre de Cartagena de Indias como el escenario adecuado para eventos de toda índole. Además, estos músicos y los demás que figuran en el cartel intervendrán también en los conversatorios y en las clases magistrales, en las que se logra una participación superior a los 450 asistentes.

A partir de hoy suena Cartagena y lo hace al ritmo de la fantasía.

Por El Espectador

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