Las capturas por el ataque en el Centro Andino

El Espectador
27 de junio de 2017 - 09:00 p. m.
Tan nocivo es juzgar antes de que se surtan los procesos judiciales como pretender absolver a los acusados sin que tampoco se hayan presentado las pruebas para evaluación judicial. / Foto: Cristian Garavito - El Espectador
Tan nocivo es juzgar antes de que se surtan los procesos judiciales como pretender absolver a los acusados sin que tampoco se hayan presentado las pruebas para evaluación judicial. / Foto: Cristian Garavito - El Espectador

Se presentaron el fin de semana las primeras capturas relacionadas con el abominable acto terrorista cometido una semana antes en el Centro Andino, de Bogotá, y, a la par con las audiencias de legalización e imputación de cargos, cabalgan por las redes sociales teorías de todo tipo, que buscan sentenciar o declarar inocentes sin esperar a que actúe la justicia. Si bien el control ciudadano sobre el actuar de las autoridades siempre será bienvenido y conveniente, la desconfianza irracional en sus actuaciones no parece el camino más efectivo para esclarecer este caso y enfrentar el terrorismo que acaba con vidas inocentes como las de las tres mujeres que fueron asesinadas el 17 de junio pasado.

Cinco hombres y cuatro mujeres fueron capturados (uno de ellos dejado libre después, por cuanto la jueza consideró ilegal su detención), señalados de ser miembros del Movimiento Revolucionario del Pueblo (Mrp), organización a la que se le atribuyen al menos 15 explosiones en Bogotá y otras ciudades, incluida esta última fatal en el Centro Andino. El fiscal general, Néstor Humberto Martínez, y el director de la Policía, general Jorge Nieto, al hacer el anuncio, el pasado sábado, señalaron que había pruebas sólidas de los vínculos de los detenidos con el Mrp, entre ellas computadores y memorias USB con información clave, conversaciones y videos comprometedores, armas y materiales para la fabricación de explosivos y hasta mapas de ese centro comercial con informaciones sobre su seguridad.

Si bien apenas se empiezan a conocer por los medios de comunicación algunas de esas pruebas y a la hora de escribir estas líneas se debe estar produciendo la acusación formal de la Fiscalía bajo cargos por concierto para delinquir, terrorismo, homicidio, secuestro simple y hurto calificado y agravado, con lo que se sabe hasta ahora parece que hay suficientes elementos para justificar estas capturas y las imputaciones correspondientes. Sin embargo, a la par con la estrategia de los abogados defensores y las declaraciones de los implicados, ha empezado a tomar carrera en las redes sociales y en cabeza de personas reconocidas, la idea de que hubo ligerezas e inconsistencias en el proceso investigativo.

Cierto es que en el pasado ha habido apresuramientos y acusaciones sin suficiente acervo probatorio, que justifican que no se “compre” la primera teoría que presenten las autoridades. Y por supuesto que la presunción de inocencia es un principio que la justicia debe respetar hasta que un juicio justo determine lo contrario. Pero tan nocivo como juzgar antes de que se surtan los procesos judiciales es pretender absolver a los acusados sin que tampoco se hayan presentado las pruebas correspondientes a evaluación judicial.

Resulta sorprendente, por decir lo menos, que en el estado inicial de este proceso se pretenda desvirtuar de entrada las pesquisas de las autoridades y comenzar a plantear un “falso positivo judicial”, solamente porque eso vociferaron los capturados a su entrada a Paloquemao o sus amigos y familiares los apoyan en su defensa. Si toda la semana se estuvo pidiendo que las autoridades trabajaran fuerte para dar con los responsables del terrible ataque, no puede ser que cuando actúan se parta de la base de que no han hecho bien su trabajo.

Claro, las pruebas deben ser evaluadas con juicio y, además de sus aparentes nexos con el Mrp, habrá que ver qué tan sólidas son las que ligan a los detenidos en particular con la criminal explosión en el Centro Andino. Pero sembrar de dudas un proceso probatorio que apenas está en su fase inicial lo que puede generar es que se entorpezcan los avances de las autoridades para descifrar los alcances de este grupo violento que apenas se empieza a conocer y controlarlo antes de que crezca y evolucione.

Ni juzguemos ni absolvamos a los capturados antes de que surtan sus procesos. Bienvenido el control ciudadano a dichos procesos tanto como la conciencia de las autoridades de que deben dar respuestas ciertas y contundentes a la ciudadanía para que ese ambiente de desconfianza se rompa por completo. Todos estaremos atentos.

 

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