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Mejor unidos

La pregunta, en el fondo, es la que surge cada vez que la sombra del terrorismo crece: ¿cómo nos va mejor: cerrando fronteras y que cada país sea una isla, o cooperando, asumiendo en solidaridad los riesgos y esperando que la unión sea suficiente para la paz?

El Espectador
22 de junio de 2016 - 08:26 p. m.
La campaña que busca la independencia de Reino Unido con la Unión Europea es un síntoma de los nacionalismos errados que están surgiendo en todo el mundo. / EFE
La campaña que busca la independencia de Reino Unido con la Unión Europea es un síntoma de los nacionalismos errados que están surgiendo en todo el mundo. / EFE

Mientras Colombia espera hoy el anuncio formal de un acuerdo sobre el cese bilateral del fuego entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc, el mundo mira con nerviosismo un referendo en el Reino Unido que podría modificar para siempre el proyecto de unión de los países europeos y darles más fuerza a las voces populistas que, ante la crisis de los refugiados, responden con llamados al aislamiento. Como ya lo han dicho expertos y políticos: todo es mejor si la respuesta sigue siendo la unión.

El que se ha conocido como “brexit” es un referendo que se celebra hoy en el Reino Unido y que plantea la siguiente pregunta: ¿debe el Reino Unido seguir siendo un miembro de la Unión Europea o debe abandonarla? Hasta antes de la apertura de las urnas, el país estaba dividido, según las encuestas: 45 % de los británicos querrían quedarse en la Unión Europea, contra 44 % que prefiere salir y buscar una independencia económica y política.

Quienes apoyan la salida de la Unión Europea, liderados por el partido UKIP, que obtuvo el 13 % de los votos en las más recientes elecciones parlamentarias, se fundamentan en dos argumentos: el interés por controlar la entrada de inmigrantes y refugiados y la independencia económica y legislativa.

Sin embargo, esas preocupaciones han sido puestas en perspectiva por distintas organizaciones. El Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, advirtió que, aunque las consecuencias son inciertas, lo más probable es que una salida del Reino Unido de la Unión Europea les represente a los británicos una disminución en su crecimiento que podría, incluso, terminar en recesión. Su capacidad de negociación con la Unión Europea como país soberano sería más complicada y crearía nuevos costos, afectando a los trabajadores británicos.

Aunque uno de los caballitos de batalla del movimiento de “independencia” ha sido que los aportes del Reino Unido a la Unión son mayores a las ventajas que reciben por ellos, el primer ministro, David Cameron, ya negoció de manera exitosa unas nuevas reglas de juego que beneficien más a su país si permanece en el proyecto europeo, y otros cálculos indican que los costos de negociar como nación aparte, no como un bloque económico, son mucho mayores que en los que está incurriendo actualmente.

Como bien planteó el dilema Jeremy Corbyn, líder de los laboristas en el Reino Unido: “¿Nos quedamos para proteger los empleos y la prosperidad del Reino Unido, que depende del comercio en Europa? ¿O damos un paso a un futuro desconocido si salimos?”.

Además están las consecuencias políticas. Nunca antes un país miembro ha abandonado esta unión política, que no ha hecho más que crecer con el objetivo de permitir el libre tránsito de personas, productos y capitales entre sus fronteras, y de fomentar la estabilidad continental. El presidente de Francia, François Hollande, advirtió que el futuro de la Unión Europea “está en juego”, dado que, si bien los peores costos de la salida los asumirá el Reino Unido, el atractivo de la Unión Europea como bloque económico se reduce y se les podría dar fuego a las retóricas separacionistas y nacionalistas que hay en cada uno de los países miembros. Por su parte, Ángela Merkel, canciller alemana, dijo que la permanencia del Reino Unido es “la mejor y más deseable medida”.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también se manifestó en contra de la salida de la Unión Europea.

La pregunta, en el fondo, es la que surge cada vez que la sombra del terrorismo crece: ¿cómo nos va mejor: cerrando fronteras y que cada país sea una isla, o cooperando, asumiendo en solidaridad los riesgos y esperando que la unión sea suficiente para la paz? En este espacio creemos que hay suficientes motivos para preferir la segunda opción.

 

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Por El Espectador

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