México en la era de Donald Trump

Las especulaciones regionales más pesimistas, luego del triunfo del multimillonario neoyorquino, se enfilaban hacia México. No sólo por las reiteradas alusiones a la construcción de un muro fronterizo y la expulsión de millones de inmigrantes ilegales, sino por el eventual retiro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y México, Nafta.

El Espectador
06 de enero de 2017 - 02:00 a. m.
El dolor de cabeza de Enrique Peña Nieto, presidente de México, no deje de ser preocupante.  / Foto: EFE
El dolor de cabeza de Enrique Peña Nieto, presidente de México, no deje de ser preocupante. / Foto: EFE

Sin haber asumido la Presidencia, Donald Trump ya está generando resultados negativos para su vecino del sur. Ford Motors decidió abandonar un proyecto de US$1.600 millones ante el temor de que se cumplan algunas de las amenazas hechas por el entonces candidato. Esta mala noticia elevó de inmediato el tipo de cambio del peso mexicano con respecto al dólar y se suma al reciente aumento del precio de la gasolina y de la energía eléctrica, lo que va a tener impacto directo en la inflación.

Los problemas apenas empiezan. Las especulaciones regionales más pesimistas, luego del triunfo del multimillonario neoyorquino, se enfilaban hacia México. No sólo por las reiteradas alusiones a la construcción de un muro fronterizo y la expulsión de millones de inmigrantes ilegales, sino por el eventual retiro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y México, Nafta. Por entonces advirtió que tomaría medidas radicales contra empresas de su país que continuaran operando o invirtiendo dinero en el país vecino, pues ello se constituía en una amenaza para los trabajadores en Estados Unidos. Su discurso caló en buena parte de los trabajadores de estados industrializados que le darían el triunfo.

Ford había anunciado en la campaña su plan de expansión. Trump aceptó el reto y denunció a diestra y siniestra a la empresa por afectar a la mano de obra local. Ya como presidente electo utilizó una estrategia eficaz al poner entre la espada y la pared a General Motors, la otra gran compañía de vehículos, ante la disyuntiva de continuar operando allí y tener que pagar un arancel cercano al 35 % para ingresar su producto. Tras el anuncio de la Ford continúa blandiendo la espada de Damocles, pues la fórmula podrá ser aplicada a otro buen número de empresas que han hecho grandes inversiones en México.

De ahí que el dolor de cabeza de Enrique Peña Nieto, presidente de México, no deje de ser preocupante. Tras el inicio del Nafta, en 1994, la economía mexicana vivió un período de crecimiento significativo. Estados Unidos se convirtió en el principal inversor directo, con cerca del 50 % del mercado y, como consecuencia, el sector automotor pasó a convertirse en una bandera de la producción interna. De esta manera, México hizo entonces una apuesta de futuro, enviando cerca del 80 % de sus exportaciones al país vecino y encadenando su actividad económica especialmente con Washington. Aunque algunos analistas consideran que el efecto no será tan grave, pues en el país se emplean cerca de 900.000 personas en dicho sector y se producen tres millones y medio de vehículos. Ford sólo representa un 10 % de dicha producción. Además, mantendrá su actividad en las otras plantas que tiene allí. Al menos por ahora.

Sin embargo, en la visión amplia de la economía, la noticia sí tiene un impacto importante. El cambio pasó de nuevo los 20 pesos por dólar, sin alcanzar aún los 21,3, tras conocerse el triunfo de Trump. Los recientes anuncios de comienzo de año de aumento de la gasolina, o el gasolinazo, su efecto directo en la electricidad y el del salario mínimo han encendido las alarmas. La inflación, cercana al 4 %, puede concluir 2017 en el 5 %. De esta manera, según los expertos, habrá efectos directos en la inversión y el consumo, además del aumento en el costo de los créditos. El Consejo Coordinador Empresarial se ha unido a quienes solicitan “medidas económicas inmediatas para afrontar los retos de 2017”.

El efecto inmediato se presenta con protestas en distintas partes del país y es de presumir que, si las cosas siguen complicándose, como se especula, la calle se caliente aún más. Este es el panorama nada halagador con el que tendrá que lidiar Peña Nieto en el presente año. Como se decía en el siglo pasado, “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.

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