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No es solo uno

Mucho tiempo ha pasado desde que se levantaron las primeras suspicacias acerca del proceder del exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias frente al desfalco multimillonario que supuso el programa a su cargo Agro Ingreso Seguro, destinado en la teoría a fortalecer el campo (a los pequeños, sobre todo) para eventuales tratados económicos que Colombia debía firmar en su momento.

El Espectador
20 de julio de 2014 - 03:00 a. m.

Casi cuatro años, sin embargo, tuvo el exministro Arias que padecer la lentitud de la justicia colombiana y sus amplias arbitrariedades: apoyamos, desde este espacio, que pudiera defenderse en libertad, sobre todo si el proceso iba a demorarse tanto.

En fin: mucho tiempo pasó desde que fue por primera vez a rendir indagatoria. El jueves de esta semana, la magistrada María del Rosario González dio a conocer la condena en su contra: en la cárcel durante 17 años, cinco meses y ocho días. Y a pagar una cifra tremenda: $30.800 millones.

Casi la mitad de ese fallo de portentosas 403 páginas leyó la magistrada ese día, convirtiendo al exministro, de inmediato, en un prófugo más de la justicia colombiana. Uno más de la lista de alfiles del uribismo que, como el excomisionado de Paz Luis Carlos Restrepo y la exdirectora del DAS María del Pilar Hurtado, se encuentran lejos de los dientes de la jurisdicción colombiana. Al exministro Arias, por supuesto, le pedimos que asuma su responsabilidad luego de haber tomado sus legales y justas vacaciones en el estado de Florida en Estados Unidos: esa seguidilla de críticas a la institucionalidad, provenientes de sectores afines a Andrés Felipe Arias, y proferidas por, además, funcionarios públicos, se nos hace deplorable.

Pensar que el fallo de la Corte Suprema de Justicia es de índole netamente político, cuando hay razones jurídicas fuertes que lo soportan, es un absurdo: en su contra también fallaron la Contraloría y la Procuraduría por los mismos hechos. ¿Todos en contra, unidos de forma sistemática en una persecución? Permítannos diferir de esta tesis traída de los cabellos. Sin embargo, tal y como lo dijimos hace dos semanas exactas, las condenas hacia el exministro podrían lucir desproporcionadas. Lo son, de hecho. Por el tipo de delitos que se sentenciaron, así como por las realidades que circundaron las actuaciones del exministro Arias, creemos que su pena y su multa debieron ser distintas. Por lo menos a la luz de lo que nosotros, como periodistas, pudimos conocer del caso. Gran parte de esta crítica se encuentra consignada en el editorial del domingo antepasado y quisiéramos dejar a un lado, por ahora, esas mismas consideraciones.

Pero lo otro, de más envergadura, y que no se discute en este momento porque la cantidad de años en la cárcel y la estadía del señor Arias en otro país ocupan los reflectores de la prensa, es el caso de Agro Ingreso Seguro. No se trata, como se acostumbró este país a conocer y recordar, de que un hombre haya cometido un delito de inmensas proporciones y no haya ahí ningún otro involucrado ni otro responsable. Más de lo que hizo le quieren endilgar al exministro, cuya responsabilidad no se discute. Pero, ¿dónde están los otros nombres de personas que intervinieron en el desfalco de AIS? ¿Cuáles son las condenas y los procesos judiciales de los que tenemos noticia? Y, sobre todo, ¿cuándo es que este país sabrá ponerles cara a todos los responsables para que entienda, ya después de mucho tiempo, qué fue lo que pasó? Esas son algunas preguntas. Que vuelva el exministro y responda, sí, pero falta un contexto general de lo que pasó en este escándalo.

Por El Espectador

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