Oro y esperanza

La semana pasada fue excepcional para los deportistas colombianos. Una participación histórica en los Panamericanos de Toronto y un segundo lugar en el Tour de Francia son señales, no sólo del buen momento que atraviesan los deportistas, sino de un futuro que promete muchas alegrías.

El Espectador
27 de julio de 2015 - 12:27 a. m.

De lo sucedido en Toronto hay mucho que decir, todo muy positivo. Las cifras no mienten: superamos las 24 medallas de oro que habíamos obtenido en 2011. 27 son los oros colgados en los cuellos de nuestros deportistas. Si sumamos las 14 medallas de plata y las 31 de bronce da un total de 72 premios que certifican un desempeño que debe ser celebrado. Aún estamos lejos de las potencias del continente (Estados Unidos, Canadá y Brasil), pero ya se ven los frutos de la apuesta seria por la preparación que se ha hecho desde hace varios años.

Ese triunfo, además, pudo ser mucho más grande. Mariana Pajón, la reina del BMX; Yuri Alvear, dominante en judo, y Jackeline Rentería, en lucha, eran oros que esperábamos, pero no pudieron darse por accidentes y adversidades imprevistas. No importa. Sabemos que estas deportistas, con su disciplina y compromiso, superarán este contratiempo y darán todo en los Juegos Olímpicos de Río en 2016.

Esa certeza es lo que más motiva del buen momento que estamos presenciando: la cultura del esfuerzo, la persistencia y la rigurosidad es ley entre este grupo de deportistas. Las semillas para seguir cosechando triunfos parecen haber encontrado tierra fértil.

Bien por Baltazar Medina, presidente del Comité Olímpico Colombiano, y por todas las personas que se han involucrado en la construcción de un ambiente de apoyo al deporte. Dijo Medina que hay que “seguir trabajando y buscando cómo mejorar las condiciones para la preparación de nuestros atletas”. Así debe ser.

Otro motivo de orgullo nos llegó desde Europa. Nairo Quintana, con apenas 25 años, se coronó como el mejor joven del Tour de Francia y ocupó el segundo puesto en la general. Estuvo a un minuto y unos cuantos segundos de vestir la camiseta amarilla del campeón, pero su tenacidad emocionó al país entero y nos augura, igual que nuestros deportistas olímpicos, que vienen muchas cosas buenas.

Más allá de la celebración individual que merecen todos nuestros deportistas, hay un efecto importante que produce ver tanto oro. El deporte ha sido uno de los principales escapes de la guerra que los colombianos han encontrado; lleva unión a donde hay disputas y esperanza a los lugares donde la desigualdad trunca los sueños.

Tener un país que les puede decir a sus jóvenes, sin parpadear, que si se esfuerzan tienen todo el apoyo estatal para dedicar su vida a desarrollar sus habilidades en el deporte es, en realidad, cultivar paz y combatir la pobreza.

Además, tener héroes y heroínas nacionales que dan ejemplo a partir del trabajo duro permea todos los ámbitos de la sociedad y ayuda a construir un mejor ambiente.

La sonrisa que produce el brillo de las medallas doradas es contagiosa. Por eso aprovechamos este espacio para decirle algo a cada uno de nuestros deportistas: ¡gracias por la inspiración! Los seguiremos apoyando.

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Por El Espectador

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