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Los hombres deben tomar más responsabilidad en la planeación de las familias y en la lucha contra los embarazos indeseados e inconvenientes. Por eso, el proyecto que busca promover en Colombia la vasectomía, acompañado por la organización Profamilia, es una excelente oportunidad para dar una conversación olvidada en el país y motivar el uso de este mecanismo.
Las cifras son muy dicientes. En Colombia, por cada ocho ligaduras de trompas que se practican en Profamilia, sólo se lleva a cabo una vasectomía. Estos datos, por cierto, vienen mejorando, pues hace unos años la proporción era de diez a uno. Pero no es suficiente.
La vasectomía es un procedimiento mucho más seguro, rápido y económico que la ligadura, por lo que tiene sentido que, en temas de planeación, fomentemos mayor participación por parte de los hombres.
Como le explicó a El Espectador Juan Carlos Vargas, ginecólogo y asesor científico de Profamilia, el procedimiento dura entre siete y diez minutos, se utiliza anestesia local, no es doloroso y el paciente regresa a su casa inmediatamente. La recuperación también es breve y no implica riesgos.
Esta semana estuvo en el país Jonathan Stack, quien impulsa un movimiento a nivel mundial para promover las vasectomías. La idea es que el año entrante Colombia sea la anfitriona del Día Mundial de la Vasectomía y además se realice una maratón de vasectomías.
Stack cuenta que “no se trata de estimular el número máximo de vasectomías, sino de expresar que somos parte de la solución frente a la sobrepoblación del mundo y la crisis ambiental. Es un movimiento que celebra lo positivo de los hombres”.
En el fondo, lo que se pide es que los hombres colombianos sean conscientes de la importancia de planificar adecuadamente, y de los problemas que surgen cuando se fomenta la sobrepoblación indiscriminada. Diana Torres, médica especializada en urología, le dijo a El Espectador que “la vasectomía es un derecho. Los hombres pueden decidir si quieren o no tener hijos, pero a veces la cultura machista los hace pensar que afectará su vida sexual y también circula el mito de que van a engordar. Nada de eso es cierto”.
El objetivo es alcanzar a países desarrollados como Canadá, donde se realizan tres veces más vasectomías que ligaduras de trompas. No sólo es un tema de igualdad con las mujeres, a quienes se les ha dejado la carga de la planificación casi exclusivamente, sino también de eficiencia de recursos y de tener diálogos nacionales productivos.
Han sido demasiados años en los que el país se ha aproximado a la educación sexual con pudor. Eso, junto con los prejuicios que menciona Torres, aleja a los hombres de los temas esenciales de planificación y salud sexual y reproductiva. Debemos probar una aproximación distinta, abierta, transparente y sincera, sin tapujos. Empezar con la vasectomía es un ejemplo claro: que los hombres del país se la hagan cuando consideren prudente no tener más hijos.
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