Lo que sigue

Pasados el asombro y el dolor ante el repudiable atentado que enlutó a Francia, hay que preguntarse qué sigue ahora.

El Espectador
11 de enero de 2015 - 02:00 a. m.

No sólo para los franceses, sino para una comunidad internacional que observa temerosa esta nueva andanada de violencia producto del fanatismo religioso. De la acertada respuesta que se dé, tanto al acto terrorista como a las muchas preguntas que han surgido en torno al mismo, dependerá en buena medida su no repetición.

El primer gran paso se debe dar hoy domingo, cuando se espera que cientos de miles de franceses, acompañados por varios jefes de Estado y de gobierno europeos, salgan a las calles para expresar su total rechazo a la barbarie yihadista. El lema “Todos somos Charlie” es la mejor respuesta para cerrar filas en torno a la defensa de normas fundamentales en una democracia, como la libertad de expresión. No puede haber fisuras por las cuales la intolerancia, en especial la armada, se cuele dentro de nuestras sociedades. En ese sentido, adquiere relevancia la realización en París de una cumbre antiterrorista, convocada por el presidente Françoise Hollande. De allí deberán salir medidas de acción internacional, de corte democrático y libertario, para enfrentar esta nueva amenaza mundial.

Infortunadamente desde la derecha europea se alzan algunas voces que exigen lo contrario, recortes a las libertades individuales para enfrentar a los fundamentalistas. Otras piden cortapisas legales contra quienes opinan en los medios de comunicación, entre ellos los caricaturistas. La respuesta a este tipo de propuestas debe ser un no rotundo y contundente. Conocemos experiencias en países vecinos, como Venezuela, donde se han acuñado medidas disfrazadas de buenas intenciones para acallar las voces opositoras. Como dijo en su momento el presidente Belisario Betancur, es preferible una prensa desbordada a una prensa censurada. Sin duda algunas de las portadas de Charlie Hebdo son de pésimo gusto, pero en esto radica la libertad de expresión. Quien no quiera leer no lee. Y quien se sienta lesionado puede acudir en un Estado de Derecho —a diferencia de lo que sucede en las dictaduras— a las instancias judiciales para hacer valer sus derechos.

En Francia la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, salió a pedir la implantación de la pena de muerte, mediante un referéndum. Son conocidas sus posiciones xenófobas contra la minoría musulmana que suele malvivir en condiciones de marginación y hacinamiento. Cherif Kouachi, uno de los asesinos, encaja dentro del perfil de joven desorientado y relegado que le encuentra sentido a su vida como mártir del islam. Amedy Coulibaly, otro de los yihadistas, declaró pertenecer al Estado Islámico, el mismo al que se han sumado cerca de 1.600 musulmanes franceses que hoy combaten en Siria a Irak. Mejor haría la señora Le Pen en preocuparse por buscar soluciones a los graves problemas sociales que sirven en su país de caldo de cultivo para estos lunáticos.

El otro grave problema que se está gestando en Europa es la “islamofobia”. Estos profetas de la mano dura han promovido una campaña xenófoba contra los inmigrantes en general, y la comunidad musulmana en particular. En Alemania el grupo Pegida saca todas las semanas a las calles a miles de personas a expresar su sentimiento islamófobo, al equiparar a los musulmanes con los fundamentalistas. Todo lo cual no hace sino anunciar tiempos peores.

Que hay que actuar con firmeza contra los yihadistas, nadie lo pone en duda. Pero es urgente que los líderes hagan un llamado a la mesura en momentos de miedo generalizado. Abrir la caja de Pandora del odio racial o religioso es un acto irresponsable. Este tipo de actos demagógicos y populistas puede llevar a apagar el actual incendio con gasolina. Y los fundamentalistas ya han demostrado su habilidad como pirómanos dentro de la llamada Guerra Santa.

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar