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Un año movido

DENTRO DEL BALANCE INTERNAcional de este año dos hechos acaparan la atención: la filtración de los documentos de Wikileaks y el rescate de los mineros chilenos.

El Espectador
22 de diciembre de 2010 - 10:00 p. m.

Ya conocida una parte de la información confidencial, queda ahora el decantarla y entender en profundidad todo lo que ha significado para la diplomacia norteamericana y para el mundo. Con respecto a los mineros, en medio de tantas noticias complejas, fue un especial momento de esperanza para el mundo.

Las primeras informaciones, a comienzos del año, fueron malas en materia de desastres naturales. Los costos por los terremotos de Chile y Haití, con los miles de muertos, damnificados y pérdidas de infraestructura, fueron muy altos. Para Haití la tragedia no acaba, pues ahora debe soportar, además de la lentitud de la reconstrucción del país, las consecuencias de una epidemia de cólera y un incierto futuro político en medio de un proceso electoral con denuncias de fraude. El clima siguió ensañándose con diferentes partes del mundo. Las inundaciones en India, luego en Guatemala y ahora en Colombia y Venezuela, compiten en intensidad con la fuerte ola de frío y nieve que cae sobre Europa como posible consecuencia del calentamiento global. El mismo cuyo tratamiento quedó en tablas luego de la reunión de la ONU en Cancún, que se salvó a última hora con un modesto acuerdo.

Dentro de los “sitios calientes” unas fueron de cal y otras de arena. En Irak, Obama cumplió con el retiro de la mayor parte de sus efectivos militares, dejando que la institucionalidad funcione en medio de sus problemas políticos internos. En Afganistán las cosas siguen con pronóstico reservado. No hay fecha definitiva para el retiro de las tropas norteamericanas y se continúan ensayando distintas fórmulas, pero los graves problemas de corrupción del gobierno de Karzai, sumados al doble juego que mantienen las autoridades en el vecino Pakistán para golpear los bastiones de Al Qaeda, no permiten tener certeza sobre el futuro. Las tensiones crecientes entre las dos Coreas amenazan con derivar en una confrontación de mayores proporciones luego de las reiteradas provocaciones del régimen de Corea del Norte y la amenaza del uso de armas nucleares. En este campo continúa pendiente la situación de Irán, donde su gobierno mantiene el programa de desarrollo de armas nucleares a pesar de la amenaza de sanciones. Y, no muy lejos de allí, el problema entre Israel y Palestina sigue en una especie de limbo, pues las continuas fricciones entre los sectores más radicales de ambas partes, así como la posición ambigua de Benjamín Netanyahu para cumplir con los acuerdos alcanzados no terminan por concretarse.

El draconiano ajuste económico que han tenido que poner en práctica varios países europeos ha llevado a que los menos favorecidos deban apretarse aún más sus cinturones y acudan al mecanismo de las protestas contra sus gobiernos. También fueron frecuentes las protestas contra el Vaticano, luego de los escándalos de pederastia de algunos de sus representantes.

En América Latina, este fue un año electoral. Hubo cambios de gobierno en Chile, Costa Rica, Uruguay, Colombia y pronto en Brasil. Unasur se ha fortalecido y está a la espera del nombramiento del sucesor de Néstor Kirchner. En México la violencia no para, a la cual se suma el número de inmigrantes ilegales asesinados tratando de llegar a Estados Unidos, donde comienzan a aplicarse algunas leyes estatales de contenido claramente xenófobo y racista. Las tensiones entre Costa Rica y Nicaragua siguen sin resolverse luego de que Daniel Ortega desautorizó a la OEA para actuar. En Venezuela se profundiza el autoritarismo de Hugo Chávez y en Cuba, paradójicamente, se dan pasos hacia un modelo chino, de reformas en lo económico y cerrazón en lo político. Sobre esta base hay que esperar para ver qué depara el nuevo año, pues el que termina fue, sin lugar a dudas, muy movido.

Por El Espectador

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