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Efectos de las interceptaciones

Germán González
02 de marzo de 2009 - 01:59 a. m.

A propósito de las interceptaciones realizadas de manera ilegal en el DAS, Colombia podría ser tristemente uno de los países con mayor potencial en desarrollar nuevos servicios de certificación.

Estos servicios, que cada día son más importantes, se refieren a las circunstancias y aplicaciones que tiene la firma electrónica, dando lugar a una gran variedad de servicios y productos relacionados con ella o que la utilicen. Así, los servicios de registro de firmas, estampado de fecha y hora, guías de usuarios, los de cálculo o asesoría relacionados con la firma electrónica, además de los tradicionales servicios de expedición y gestión de certificados tienen su ámbito de aplicación fundamental en el comercio electrónico.

A pesar de lo anterior, digo que habrá desafortunadamente una mayor aplicación de los servicios de certificación, teniendo en cuenta las actuales circunstancias de desconfianza e inseguridad por las interceptaciones a las comunicaciones de voz, mensajes de texto y correos electrónicos, pues en nuestro país, a diferencia de muchos otros, no sólo se impondrá la firma electrónica como elemento de seguridad en el ámbito del comercio electrónico, sino que por estas historias de interceptación surgirán inevitablemente herramientas que permitan cifrar o firmar electrónicamente las comunicaciones personales, elementos que elevan los costos de transacción en una sociedad y que no necesariamente debería ser motivo de orgullo nacional.

Lo más grave es que estos debates se dan para proponer cambios formales o en el mejor de los casos institucionales, sin reparar en los mensajes equivocados que se envían a la sociedad. Mientras en otras naciones les preocupa que la tecnología en manos de criminales convierta en inexpugnables las comunicaciones en cuanto las autoridades no las puedan intervenir, en Colombia no hay comunicación inexpugnable, y todas las pueden intervenir, mermándose la confianza en las autoridades.

El efecto sobre el comportamiento de la gente es perverso. Son los particulares, no los criminales, los que deben estar preocupados porque no se intercepten sus comunicaciones y para ello deben buscar, además, soluciones tecnológicas que protejan su privacidad, así se llegue al absurdo, digo yo, a que sólo se puedan enviar correos electrónicos o mensajes de texto utilizando herramientas criptográficas que pondrán a Colombia por estas razones en el vergonzoso primer puesto en materia de utilización de firmas electrónicas.

 

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