El alacrán de Vargas

Felipe Zuleta Lleras
02 de abril de 2017 - 02:00 a. m.

Conozco hace muchos años a periodista y escritor Mauricio Vargas. Si bien no he sido su amigo, sí he seguido su trayectoria profesional desde su paso por el Ministerio de Comunicaciones durante el gobierno del expresidente Gaviria.

Columnista, historiador y asesor serían las tres palabras que definen a Mauricio. He leído algunos de sus libros, entre ellos Memorias secretas del revolcón, que detalla la intimidad de lo que pasaba en la Casa de Nariño durante el gobierno de Gaviria. Siempre pensé que ese libro al final del día constituía una traición a la confianza que el presidente le había dado. Vargas tiene además una habilidad sorprendente y es que logra ejercer el periodismo y tener varias asesorías en comunicaciones y manejo de crisis.

No soy nadie para juzgar la conducta ética de mis colegas, pero lo mínimo que uno puede hacer es contarles a sus lectores qué intereses representa. Por ejemplo, hoy por hoy asesora, entre otros, al grupo Aval del doctor Luis Carlos Sarmiento. Eso no tendría nada de malo si Vargas lo dijera a sus lectores que lo buscamos ansiosamente los domingos en El Tiempo.

El hecho de ser asesor no lo descalifica como estupendo periodista, pero siempre es aconsejable que quienes lo leemos con interés nos enteremos de sus eventuales conflictos de intereses. Me pregunto si Mauricio, en esta asesoría que le da a sus asesorados del grupo Aval, les da los consejos que necesitan o más bien los mismos atienden a sus propios intereses.

A manera de ejemplo, Mauricio critica al Gobierno, y está en su derecho de hacerlo, pero podría contarnos a sus lectores si tiene directa o indirectamente contratos con el Estado. Podría tenerlos a través de la empresa en la que trabaja su novia (Agencia Detonante de Emociones). ¿Se beneficia de ellos? Eso no lo sé. Lo cierto es que su pareja sí y no en montos pequeños. Estos contratos, entre otros, los otorgó la Vicepresidencia, es decir, Germán Vargas Lleras.

Mauricio es hoy por hoy uno de los asesores de Vargas Lleras y beneficiario de sus inmensos favores. Él se ufana entre sus amigos de a quienes asesora. Estoy seguro de que Vargas Lleras confía en su asesor y actúa de buena fe, pero bien haría en conocerlo mejor, ya que como asesor Mauricio es talentoso, experto y, sobre todo, tiene una capacidad inmensa de convencer a sus clientes de todas sus teorías, que no siempre obedecen a los intereses de sus asesorados.

Es además inmensamente inteligente, tiene una capacidad asombrosa de montar hipótesis para todo, y aun cuando puedan ser disparatadas, siempre parecen sensatas.

Otra de las características de Mauricio es que suele hacerle creer a la gente que constantemente tienen la razón. En el fondo no cree en eso ni le concede méritos a nadie, salvo a sus clientes (mientras lo son) y a sus amigos cercanos. Es camaleónico y su lealtad es a veces cuestionable. Por supuesto que Vargas Lleras lo sabrá más temprano que tarde, pues ya tiene su propio alacrán.

 

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