El crecimiento financiero

Salomón Kalmanovitz
27 de febrero de 2017 - 02:00 a. m.

Llama la atención que el crecimiento de la economía dependa tanto del sector financiero. En 2016, por ejemplo, la economía creció sólo 2 %, “gracias” a que el valor agregado de ese sector aumentó 5 %, siendo el renglón más grande de la economía colombiana pues ocupa más de una quinta parte del Producto Interno Bruto.

Compárese con los sectores considerados productivos que tienen participaciones del 11 % para la industria, 6,5 % el petróleo y minería y 6 % el agropecuario. Mientras la manufactura creció bien (3 %), esto se debió a la entrada en operación de la Refinería de Cartagena; descontándola, el sector creció sólo 1 %. La minería obtuvo un segundo año de contracción con -6,5 % y el sector agropecuario creció a duras penas 0,5 %.

¿Qué tanto hace el sector financiero? Recoge ahorro del público y lo presta a las empresas y a las familias. Las empresas pueden invertir más, mientras que las familias adquieren vivienda, carros y otros bienes de consumo que no podrían pagar de contado. El PIB del sector es igual a las utilidades (muy elevadas) más los salarios que son un monto modesto porque es poco intensivo en trabajo, sobre todo después de la introducción de cajeros automáticos y la informatización de todas las operaciones bancarias. Las utilidades surgen de la diferencia entre las tasas de interés de captación y las de colocación que va de 5 % en créditos a las empresas hasta el 25 % en lo que cobran por las tarjetas de crédito. Están además los cargos por comisiones y descuentos que nos irritan tanto a los usuarios del sistema. Por último, están los rendimientos de las inversiones que hacen en bonos del gobierno y en todos los sectores de la economía.

Los bancos administraron activos por $575 billones en 2016 que prestaron o invirtieron directamente. El Gobierno les ha entregado a las administradoras de fondos privados el manejo de la mayor parte de las pensiones y de las cesantías que deben abonar los empresarios y empleados. Estos activos sumaban $428 billones que pueden invertir incluso en proyectos de alto riesgo como los de infraestructura, algo notorio en el grupo Aval. El total de activos del sistema financiero fue de $1.401 billones.

La distribución entre los empleados del sector y sus propietarios se ha deteriorado, según las cuentas institucionales del Dane: en el año 2000, los asalariados apropiaban 43 % del valor agregado y los dueños (excedente bruto de explotación) el 53 %; en el año 2015, los primeros bajaron su participación a 30 % y los propietarios subieron al 66 %. Si proyectamos a la cifra del PIB financiero de 2016 de $181 billones, tendremos que el excedente apropiado por sus propietarios fue de $120 billones, mucho más que lo informado en sus propios informes contables y los de la Superintendencia Financiera ($16,4 billones).

El grupo Aval se alimentó de bancos quebrados y nacionalizados (Banco de Bogotá, su banco bandera) o públicos (Banco Popular) que compró a precio de feria, concentrando la mitad de los activos del sistema financiero. Corficolombiana es la institución del grupo que invierte en gas y energía, construcción de infraestructura en la que destaca Episol, enredada con Odebrecht, palmicultura y hoteles (la cadena Estelar). A la fecha el grupo no ha sido investigado por autopréstamos, que le dan ventaja frente a sus competidores en las pujas por obra pública, ni castigado en la Ruta del Sol 2, adjudicada gracias a sobornos abonados generosamente por la firma brasileña.

 

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