El día después

Armando Montenegro
23 de julio de 2017 - 03:34 a. m.

La mayoría de los estudios que calculaban el impacto de la paz con las Farc sobre la expansión del PIB se realizaron hace varios años. Algunos se elaboraron incluso antes de que comenzaran las negociaciones con ese grupo guerrillero. Otros se hicieron más adelante, al calor de las discusiones y debates surgidos en la mesa de La Habana. Aunque uno de esos trabajos llegó a afirmar que el crecimiento del PIB se incrementaría en un 4 % por año, casi todos coincidieron en que el aumento sería de entre el 1 % y el 2 % anual en forma indefinida. Solo unos pocos trabajos, tal vez los menos comprometidos con el proceso de negociación, predijeron que el efecto de la paz iba a ser bastante pequeño, de apenas unas cuantas décimas de un punto porcentual.

Ahora, cuando ya la firma de los acuerdos de paz con las Farc quedó atrás y esa guerrilla se desmovilizó y entregó las armas, podemos comenzar a evaluar el realismo de las distintas proyecciones. El impacto total, naturalmente, sólo se podrá registrar al cabo de unos años, especialmente en las regiones y los sectores donde se esperaban mayores beneficios.

Por ahora, lo primero que podría anotar cualquier observador externo es que, en este año, a pesar de la desmovilización de las Farc, reina cierto pesimismo sobre la expansión económica de corto y mediano plazo. El crecimiento esperado por el Banco de la República para 2017 es de apenas el 1,8 % anual. Y para 2018 se prevé alguna mejoría, pero difícilmente se esperan cifras superiores al 2,5 % anual. Las causas del decaimiento son varias: el lento ajuste al choque petrolero, la escasa productividad, la situación económica en América Latina, entre otras.

La situación no es mucho mejor en un horizonte más amplio. Las estimaciones del crecimiento potencial de largo plazo de la economía colombiana, a los ojos del mismo Ministerio de Hacienda, prácticamente no cambiaron después de la firma de la paz con la guerrilla. Y las cifras que discuten los funcionarios del Banco de la República sobre el crecimiento del PIB potencial muestran algo semejante.

Estos hechos han sido confirmados por el “Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2017”, un documento elaborado por los mejores técnicos del Ministerio de Hacienda, que incluye el más reciente estudio econométrico sobre el impacto de la paz sobre el crecimiento. Y, coincidiendo con los mejores estudios anteriores y con lo que se está observando en la realidad de la economía, dicho trabajo concluye que por “la desaparición de las Farc” se produciría un aumento del crecimiento promedio de únicamente un 0,16 % por año durante diez años, es decir, algo menos de dos décimas del 1 % anual, siempre y cuando otros grupos violentos no tomen el lugar de ese grupo guerrillero (el estudio en cuestión también calcula que el impacto de las inversiones previstas en los acuerdos sería de un monto parecido al mencionado).

La conclusión es que, después del fin de la negociación con la guerrilla, el país no tiene otro camino que retomar los desafíos que impone el lento crecimiento: impulsar decididamente la formación de capital humano, la infraestructura, la innovación tecnológica y la productividad, es decir, las tareas fundamentales en que el país debe insistir para lograr la expansión de su sector productivo y la mejoría de los estándares de vida de la población. En este camino, como hubiera dicho Mockus, no hay atajos.

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