Notas de buhardilla

El ducado

Ramiro Bejarano Guzmán
20 de mayo de 2018 - 05:30 a. m.

Si desde la Edad Media ducado es el “territorio o lugar sobre el que recaía el título de duque o en el que ejercía jurisdicción un duque”, por lo general de manera arbitraria, eso es lo que le espera al país de hacerse presidente Iván Duque, el candidato del Centro Democrático. Estamos en la antesala de regresar a la acción intrépida y la república invivible.

La sola circunstancia de que el Centro Democrático pretenda imponerle a Uribe la carga de que entre los ternados para fiscal tenga que estar Alejandro Ordóñez, debería alertar a las gentes de bien. Además de sus imborrables faltas que lo convierten en un baluarte de la corrupción, la llegada del exprocurador al sillón de fiscal se constituiría en una declaratoria de guerra para los millones de colombianos que creemos que este es un personaje siniestro y malvado. Ya fue bastante con lo que hizo desde la procuraduría Ordóñez, como para sucumbir a la tragedia de habilitarlo de fiscal, para que repita lo que ya hizo: perseguir a sus contradictores, a las mujeres, a los homosexuales y absolver a la inmensa caterva de indelicados que andan tras él. Sería bueno establecer si se han iniciado o no acciones de repetición contra quien, como Ordóñez, le causó daño grande al erario por destituir ilegalmente a Piedad Córdoba, a Petro y a tantos otros que la justicia contenciosa ha tenido que rehabilitar al comprobar que fueron sancionados sin motivos distintos de los odios personales, religiosos y politiqueros del entonces jefe del ministerio público.

Y si por la Fiscalía podría llover, en la Procuraduría parece avecinarse otra tormenta nada menor, pues conspicuos uribistas ya mencionan que su candidato a tan alta dignidad es el exmagistrado del Consejo de Estado Marcos Velilla, un alborotado uribista que en sus últimos tiempos como togado se mostró como ardiente enemigo del proceso de paz y fervoroso partidario de su paisano, el senador Álvaro Uribe Vélez. No se ha fallado aun ese pleito que el propio Velilla formuló contra el Estado como consecuencia de que inicialmente su nombre fue propuesto para fiscal en el gobierno de Uribe, y luego Santos, en ejercicio legítimo de sus facultades constitucionales, cambió la terna.

Solo faltaría que el próximo contralor fuese Felipe Córdoba, un joven pereirano que ya se ha hecho notorio por saberse mover en aguas agitadas, entre las cuales están las tormentosas del Centro Democrático. No sería extraño que este ex auditor general y ex vice contralor de la tristemente célebre Sandra Morelli, amén de otros cargos igualmente importantes, interesara a varios políticos uribistas para que si ganan la presidencia piensen en él para que ejerza control y vigilancia sobre los dineros estatales.

Fácil resulta imaginar lo que sería un cuatrienio de Duque dueño de la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría y además del Congreso, porque es obvio que ungido de presidente la mayoría de parlamentarios se deslizarían suavemente otra vez al lado de Uribe. Los uribistas quieren regresar al poder no para cambiarle el rumbo a la economía, al empleo o la seguridad, sino para cobrar venganza de estos ocho durante los cuales ellos consideran que fueron traicionados porque el presidente que ayudaron a elegir la primera vez —no la segunda— no se plegó a los gritos del patrón ni a sus intereses.

Y en materia de justicia, Duque da palos de ciego, pues al inicio de su campaña soltó su propuesta de acabar con todas las cortes y reunirlas en una sola, lo cual, por supuesto, no es una modificación sensata sino una retaliación. Por eso luego ha intentado aliviar su “genial” propuesta, anunciando que no pretende revocar los magistrados, a los que su grupo político sindica de haber metido ilegalmente a la cárcel a buena parte de sus dirigentes, sino presentar una reforma constitucional concertada con ellos. Mejor dicho, no hay duda que Duque en materia de justicia tampoco sabe dónde está parado.

Adenda. He tomado la decisión de no botar el voto; por esa razón votaré el próximo 27 de mayo por Germán Vargas Lleras, en la esperanza de que si él pasa a la segunda vuelta se salve Colombia del embrujo totalitario que encarna el candidato uribista.

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

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