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El embarazo en adolescentes

Hernán González Rodríguez
30 de enero de 2014 - 11:00 p. m.

El Fondo de la Población de las Naciones Unidas –Unfpa- acaba de presentar su informe anual sobre el Estado de la Población Mundial en 2013.

En esta ocasión se ha centrado en analizar el tema de las niñas embarazadas por jóvenes irresponsables, las menores de 18 años y, en especial, las menores de 15.

“Cuando una niña queda embarazada, le cambian radicalmente su presente y su futuro, y rara vez le cambian para bien. Como no puede terminar su educación, se desvanecen sus perspectivas de trabajo y se acrecienta su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión y la dependencia”.

Para quien comenta esta publicación, pocas realidades existen tan lamentables en Colombia como las madres que reconocen tener cinco y más hijos todos de padres diferente ante las cámaras de la televisión.

“Muchos países han adoptado medidas para prevenir el embarazo entre las adolescentes, afirma el Unfpa, mediante medidas orientadas a modificar el comportamiento de las niñas. En dichas medidas está implícita la creencia de que la niña es responsable de prevenir su embarazo y la presunción de que, si queda embarazada, es ella la que ha faltado”.  Las sociedades parecen exonerar de toda responsabilidad a los hombres que participan en el crimen.

A una niña embarazada y forzada a abandonar la escuela se le dificulta la posibilidad de continuar su educación.  “Desde una perspectiva de derechos humanos, una niña que queda embarazada, independientemente de las circunstancias o razones, es una niña cuyos derechos quedan menoscabados”.

“Para las adolescentes menores de 18 años y particularmente para las menores de 15, el embarazo no es el resultado de una decisión deliberada.  Al contrario, el embarazo en general es el resultado de la ausencia del poder de decisión”.

Lo que se necesita, según el Fondo aludido, es una nueva forma de pensar frente al desafío del embarazo en las adolescentes. En vez de concebir la niña como el problema y tratar de cambiar su comportamiento como solución, deben los gobiernos, las comunidades, las religiones, las familias y las escuelas entender que los verdaderos desafío son la pobreza, la desigualdad de género, la carencia de apoyo familiar, y, además, para quien comenta, el consumo de drogas.

Las niñas empobrecidas, sin una educación adecuada para su edad, sin acceso a las informaciones y los métodos de anticoncepción, resultan ser las más proclives a quedar embarazadas.

Entiendo que hoy día, ya en algunos países de Latinoamérica, cuando nace el primer niño de padre desconocido, los servicios de salud del Estado le implantan a la madre un dispositivo intrauterino tras el parto.  Si ella lo retira y retorna con un nuevo embarazo de padre desconocido,  el Estado no la atiende gratis. Entiendo también que a los jovencitos irresponsables también les están comenzando a apretar las tuercas. 

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