El engorroso manejo del condón

Mauricio Rubio
17 de octubre de 2012 - 11:00 p. m.

No toca ser cura para criticar el preservativo. Tampoco hace falta leer minuciosos estudios sobre la "primera vez" para señalar que en esa memorable oportunidad dicho artefacto simplemente no encaja.

Basta escarbar las memorias cercanas para saber que se trata de algo incómodo que requiere pericia, que cuadra mal con el romance, los excesos -de ganas, hormonas o alcohol- la angustia, la desconfianza, la torpeza, la vergüenza, el afán o la primiparada. Y que es un verdadero desastre con cualquier combinación de los ingredientes anteriores, como ocurre con el primer polvo.

Los trabajos sobre iniciación sexual en el país confirman que esa ocasión no es la más apropiada para la capucha. Sobran sorpresas, accidentes o concesiones ante la insistencia mientras faltan discusión y preparativos.

Jenny, 17 años, cuenta cómo "él salía más temprano del colegio y me recogía en el mío. Todavía no éramos novios y una de esas veces nos fuimos para la casa de él. Nos comimos el almuerzo y nos vimos una película. Después nos empezamos a besar y ya, así quede embarazada". Para Andrea, un año mayor, fue más sorpresivo. El novio de la hermana "fue a la casa a visitarla, pero ni ella ni mis papás estaban. Entonces dijo que la iba a esperar. Pasaron como cuatro horas y nada que llegaba y empezamos a jugar en mi cuarto al beso prohibido y fue cuando nos acostamos". Silvia de 15 años dice que quedó esperando en su primera relación. “Bailando y tomando en una fiesta exageramos un poquito con el trago. Él se ofreció a llevarme a la casa y me besó. Al día siguiente nos quedamos hasta tarde sólos … y ahí pasó todo".

Los testimonios anteriores, recogidos por estudiantes del Externado entre jóvenes bogotanas de estrato medio, no son excepcionales. En la capital, de acuerdo con una encuesta hecha por el CEDE en el 2003, las madres adolescentes empiezan a ennoviarse justo después de la menarquia y tres años antes de la iniciación sexual, que a su vez antecede en unos meses su primera relación estable. El embarazo es casi simultáneo con ese noviazgo firme y para cerca de la mitad de las encuestadas los métodos de planificación sólo llegan después, tras esa experiencia. Dos de cada tres adolescentes dicen que no recurrieron a ningún método porque el polvo crucial fue inesperado. Incluso entre jóvenes de estrato medio y alto que usaron protección, la decisión no siempre surgió de una discusión previa con la pareja.

Las adolescentes caleñas se protegen mejor (64%) para su primer encuentro sexual que las bogotanas. A pesar de que allí lo usual entre debutantes también es el preservativo, la píldora y la inyección tienen muchísima más aceptación que en Bogotá. Difícil saber hasta qué punto esa preferencia depende de que en Cali todas las adolescentes del grupo focal realizado para el mismo estudio del CEDE “se iniciaron con hombres mayores que ya habían tenido relaciones sexuales” mientras que en Bogotá “la mayoría reportaron haber tenido relaciones sexuales con parejas para quienes esa también era su primera vez”.

En la selección del método de planificación posterior parece haber cierta inercia. Como anota Gina, de 18 años, “esa primera vez no nos cuidamos entonces seguimos teniendo relaciones sin protección". El tipo de precaución adoptada también depende de la actividad sexual, la estabilidad de la pareja y factores aún misteriosos. En Bogotá, las jóvenes sexualmente activas pero sin pareja estable prefieren mayoritariamente el condón (60%) mientras que en Cali optan por la inyección (65%) seguida de la píldora (24%) con muy poco uso del preservativo. Apartadas del discurso moderno tan adepto al incómodo artilugio, no sorprende que las jóvenes caleñas no sólo se inicien sexualmente mejor protegidas que las bogotanas, sino que presenten tasas de fecundidad inferiores.

Catalina Escobar ha recibido reconocimiento internacional por su labor de apoyo a madres adolescentes cartageneras. Ojalá el pragmatismo que ha llevado su Fundación tan lejos le haga ver que para prevenir esa metida de pata es preferible mirar hacia el Valle y los fármacos que hacia la Sabana y el látex. El condón fue inventado para gente con mucha más cancha.

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