Publicidad

El hijo del Espartero

Ricardo Bada
13 de marzo de 2015 - 01:44 a. m.

Una de las actividades humanas acerca de las cuales se alimentan más prejuicios, por lo común positivos (que también los hay), es el folclor.

Pondré un ejemplo no colombiano y que además me atañe: el andaluz. El andaluz digamos arquetípico, el andaluz del folclor, es un individuo que si puede dejar para mañana lo que se dijo antier que lo haría ayer, lo deja para pasado mañana. Hace poco, en una cuenta de Twitter, leí esto: “Uno tiene que trabajar en lo que le gusta, pero... ¿qué haces si lo que te gusta es no trabajar?”. Y alguien le respondió: “Hacerte andaluz”.

Del andaluz se dice que es gracioso, decidor, simpático, improvisador, en fin, una ristra de condiciones de carácter tan positivas que borran su desidia y su abulia ante el trabajo.

Lo que nunca he oído ni he leído en ninguna parte es que el andaluz sea duro de mollera, y a mí me lo parece. Me baso para ello en las letras de su palo flamenco más popular, que son las sevillanas, y les voy a transcribir el texto completo de una de ellas, para que entiendan mejor lo que quiero decirles. Son unas sevillanas antiguas, de fines del siglo XIX, y los cantaores —pues las sevillanas suelen cantarse a coro— las entonan de este modo:

“Al hijó del Espartero lo quierén meter a frailé, lo quieren meter a fraile al hijó del Esparteró, al hijó del Esparteró, al hijo del Espartero lo quierén meter a frailé. Lo quieren meter a fraile pero la afición le dicé, pero la afición le dicé, pero la afición le dice ‘Toreró cómo su padré’. ‘Torero como su padre’, al hijó del Esparteró, al hijó del Esparteró, al hijo del Espartero lo quierén meter a frailé”.

Ya dije que se trata de una transcripción y es por eso que habrán visto en el texto una cantidad de acentos que no corresponden pero son el resultado de la pronunciación de ciertas palabras, forzada por el ritmo de la música. (¿Se fijaron en que cuando Gardel, que cada día canta mejor, empieza el tango Volver, dice “Tengo miedo del encuentro con el pásado que vuelve”?).

Ahora bien, a lo que quiero que le presten la mayor atención es al hecho de que la voz popular andaluza necesitó de 76 palabras para expresar lo que cualquier bípedo implume entendería con nada más que 18, a saber: “Al hijo del Espartero lo quieren meter a fraile, pero la afición le dice ‘Torero, como su padre’”.

Yo no sé bien qué deducciones y extrapolaciones sacarán de lo que he dicho los antropólogos y los estudiosos del alma y el folclor andaluces, pero la mía, primaria, es que los andaluces son (somos, no me excluyo) bastante duros de mollera. Y acaso ello explique indirectamente lo de que siempre dejen para pasado mañana lo que antier dijeron que harían ayer.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar