El Impresentable

Columnista invitado EE
15 de febrero de 2017 - 04:04 a. m.

Por: Mar Candela*

Vivo en un país donde los prejuicios nos están matando y las verdades a medias están jodiendo causas justas y necesarias. Yo no voy a formar parte de este circo macabro donde tener una vida llena de historias con luces y sombras es considerado impresentable. Feminismo Artesanal no tiene un discurso de pose. Es un estilo de vida, un principio éti co, una filosofía y una apuesta política donde simplemente abrazamos nuestra humanidad y no la escondemos por razón alguna.

Empecé esta resistencia sola hace más de una década. Durante años busqué mujeres y hombres penalistas que creyeran en lo que hoy es IUS-GEN, la organización jurídica y de pensamiento y acción con perspectiva de género de Feminismo Artesanal. Toqué puertas de feministas comprometidas  que no aceptaron mi llamado. Algunas por ser abolicionistas y otras por no contar con dinero para garantizarles el éxito en esta apuesta. 

Cuando toqué la puerta del reconocido abogado de las causas justas y  le conté  mis sueños, metas y objetivos, no me pidió dinero ni mayores garantías. Simplemente aceptó ser mi socio fundador. Sabía que aquí no había dinero solo pasión y sabía que yo no era  la socia idónea por ser una simple bachiller. No somos nuestros roles en la vida. Todas las personas estamos hechas de historias y cada paso han tejido nuestro carácter.

Nunca he contado que varias feministas me han tachado de incoherente por trabajar con un hombre que no cree en la cadena perpetua y menos en la pena capital por delitos sexuales, un hombre que ha comprobado la inocencia de  acusados falsamente de abuso a menores. Lo que ignoran quienes me han señalado de tal cosa es que este es el mismo hombre que denunció los casos de pederastia que protagonizó el sacerdote católico Efraín Rozo, en los años 60, dando a conocer que se habrían producido bajo la complicidad de otros sacerdotes, como el cardenal colombiano de la época, Aníbal Muñoz Duque. Retomando los testimonios de una de las víctimas, pidió que se emitiera orden de arresto contra el Vicario Judicial del Tribunal Eclesiástico de Bogotá, por no atender la tutela que ordenaba atender un derecho de petición relacionado con las acciones que la autoridad católica había adelantado para investigar casos de pederastia por el sacerdote. Nunca antes alguien había logrado que la iglesia tuviera que revelar documentos. Este abogado colombiano lo logró. También denunció a Silvestre Dangond porque en una presentación públicamente manoseó a un niño.

Teníamos un encuentro muy importante  para hablar en una  iglesia cristiana sobre feminismo; sobre la necesidad  de nosotras  de vivir sin miedo en todos los espacios sociales, políticos  y humanistas; sobre esta revolución que he denominado Feminismo Artesanal y la urgencia de nuevas masculinidades para esta nueva era de la humanidad. De hombres dispuestos a amar a mujeres libres, sin posesión. Me encontraba gozosa preparándome con mi equipo de trabajo del cual me siento profundamente orgullosa; la abogada  Ilse Carolina Peña experta en temas de género y emprendimiento femenino y el voluntario comunicador y defensor de DD. HH. Raúl Díaz. 

Mi regocijo no era para menos. Yo, la más desencajada de todas, la eterna puta por sospecha, la Magdalena nunca arrepentida  que dedica su vida a defender el glorioso derecho a decidir de todas en todos los aspectos de la existencia sin que esto suponga sanción. Yo,  como sor Juana Inés de la Cruz en su momento: la peor de todas. Yo estaba invitada de ponente en uno de los escenarios más hostiles para una mujer rebelde.  

Esa felicidad fue empañada cuando el jurista Augusto Ocampo me pidió que no lo presentara públicamente como  parte de Feminismo Artesanal para no empañar mi causa, ni mi nombre, ni mi esfuerzo, ni mis logros. Para que  la carga social que lleva él por ser exguerrillero del M19 y un petrista por convicción no enlodara mis pasos. Debo decir que en muchas cosas somos pensamientos opuestos; no obstante, nos une el pensamiento más poderoso de todos. El pensamiento de la justicia social y  el amor por la esperanza de un país mejor. Nadie que no sea una profunda amistad puede formar parte de mi equipo de trabajo. Ya que por principio solo “viajo” con quienes conozco íntimamente. Conozco la hoja de vida de todas las personas que están conmigo trabajando por la transformación social auténtica para las mujeres y las niñas,  y desde ahí para la humanidad.

Como humanista comprometida y como feminista radical  me he propuesto la meta de seducir las mentes para la libertad porque sé que sin libertad no hay justicia social. El exguerrillero del M19, el petrista radical, es el mismo abogado que no permitió que hombres inocentes pagaran por crímenes sexuales que no han cometido; es  el mismo abogado de los vendedores ambulantes. Soy una testigo del sinnúmero de cosas que hace por vocación y convicción antes que por ánimo de lucro. 

Mar  Candela – ideóloga Feminismo Artesanal

 

 

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