El matrimonio

En El Espectador del 5 de diciembre se publicó una nota titulada “Matrimonio en retroceso”, en la que se afirma que aumenta la llamada unión libre y que el 84% de los nacimientos en Colombia corresponden a mujeres no casadas.

Además reseña la grave situación de millones de niños que no tienen satisfechos sus derechos fundamentales básicos.

No considero que el matrimonio esté en retroceso y que la mal llamada unión libre no sea un verdadero matrimonio. Está bien entendido que el matrimonio no es la ceremonia. El matrimonio, estricto sentido, es unión de hombre y mujer para vivir juntos y garantizar la subsistencia de la especie humana. Hoy esa garantía corresponde a progenitores responsables. En sentido amplio, el matrimonio se ha extendido a parejas del mismo sexo y a uniones con varias personas, como sucede en los países árabes.

Respecto de la nota en comento, me permito manifestar que hoy en día, como fue en los albores de la humanidad, el matrimonio se constituye por el mero consentimiento de la pareja y por razones de conveniencia por la manifestación solemne de ese consentimiento ante un representante del Estado. En esta forma la doctrina reconoce que hay matrimonio solemne y matrimonio consensual. El primero formalizado ante juez, notario o religioso autorizado por el Estado y el segundo sin el lleno de ninguna formalidad.

Para recuperar la seriedad del matrimonio es urgente que el Congreso legisle de tal manera que tanto el matrimonio solemne como el consensual tengan la misma protección legal y cumplan los mismos requisitos. El matrimonio consensual tendrá afectos a partir de su inscripción en el registro civil.

Entonces el matrimonio no está en retroceso. La sociedad ha decidido constituirlo sin ceremonia y por su mera voluntad. Se impone una nueva, que a la vez es antigua, forma de celebrar el contrato de matrimonio.

Carlos Fradique-Méndez.