El miedo de los medios a la oposición

Columnista invitado EE
26 de febrero de 2017 - 08:21 p. m.

Por: Hollman Morris*

El gobierno de Enrique Peñalosa no tiene, ni la vigilancia, ni la fiscalización, que hicieron los medios tradicionales sobre la administración de Gustavo Petro. Esos mismos medios fueron los que generaron una narrativa apocalíptica sobre la ciudad, que convirtieron en matriz de opinión y que terminó llevando a Peñalosa a la Alcaldía, presentándolo como salvador de la ciudad. Son los medios que hoy protegen, a toda costa, inclusive, por encima del bien general de los bogotanos, al alcalde de Bogotá. 

En su defensa ciega del alcalde Enrique Peñalosa, entraron en un terreno peligroso y antidemocrático. La oposición política a Peñalosa en la ciudad, recibe hoy el mismo sesgo, que en su momento, la administración de Gustavo Petro. Pero hoy llegan a extremos, desde algunos micrófonos se atreven a insinuar que quienes estamos a favor de la revocatoria del alcalde y estamos detrás de los atentados terroristas. Cuestionan el hecho de que el ex alcalde Gustavo Petro y yo, coherentes con nuestra posición anti-taurina, hayamos hecho presencia en la primera jornada contra las corridas y esa presencia, a la que tenemos derecho, la convirtieron en una incitación a la violencia, sin ningún filtro.

Incluso el editorial de un diario, alcanza a plantear nuestro control político al proyecto metro, como un daño a la ciudad, y desde la administración, no ahorran esfuerzos para criminalizar nuestro ejercicio de oposición y con complicidad de algunos medios y generadores de opinión consiguen presentar esos supuestos como información veraz.

De 45 concejales que conforman la junta directiva de la ciudad, solo 6 nos hemos declarado en oposición. No hay, como insinúa un semanario, un plan para desestabilizar a Enrique Peñalosa, él se desestabiliza solo con sus declaraciones arrogantes y sus mentiras.

Pero sí existe una clara estrategia para borrar a la poca oposición política en Bogotá, que consiste en mostrarnos como crimínales, en magnificar nuestros errores, en ocultar nuestros debates de ciudad para deslegitimarnos y presentarnos como oposición ciega y odiosa. 

El cubrimiento del tema de Bogotá, y el cubrimiento a la oposición en la ciudad son buenos ejemplos para darse cuenta que en su relato no hay imparcialidad por parte de los medios dominantes. Y mientras que en las encuestas Peñalosa se derrumba y pretenden decirnos que es por incomprendido, a la oposición, la cuestionan de manera inquisidora.

No veo garantías, en algunos medios, para un ejercicio de la oposición. No perdemos los progresistas, pierde Bogotá, pierde el periodismo y la democracia. Así como es dañina una oposición  feroz, es dañina una prensa que no tiene límites para abrigar el poder del mandatario de turno, como lo están haciendo con Peñalosa. 

Pero nada de esto va a cambiar mientras este esquema de propiedad y funcionamiento de los medios se mantenga, unos medios que siguen viendo a sectores alternativos, o a la izquierda, como caricaturas de democracia, que de vez en vez se entrevistan para mostrar una falso equilibrio y no porque entiendan que la democracia se fortalece en darle voz a todas las voces, con respeto, con garantías. Si no se entiende eso desde el sector de la gran prensa, muy difícil será el tránsito a la reconciliación y a una paz justa y duradera.

Tenemos un gran país, un país plural, de matices, de nuevas ciudadanías, que grita nuevos liderazgos, pero que después de pasar por el embudo mediático, termina siendo un país de dos colores, azul y rojo, y esto pasa en Bogotá. 

*Concejal Movimiento Progresistas ​

 

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