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El oso ruso

Felipe Zuleta Lleras
22 de noviembre de 2009 - 04:59 a. m.

ME CUENTAN QUE EL LLAMADO ZAR anticorrupción, Óscar Ortiz, se la pasa jugando con su blackberry cuando asiste a los procesos licitatorios. Mientras tanto Colombia sigue ganando puestos en la vergonzosa lista de los países más corruptos del planeta y suceden cosas como la escandalosa licitación del satélite colombiano.

Aunque la ministra Guerra trate de minimizar el episodio, la verdad es que no ha logrado desvirtuar que, paulatinamente, los requisitos de la contratación de ese satélite se fueron acomodando a la medida de los proponentes rusos. Sorprende que el Gobierno quiera contratar con Rusia, un país que está alineado con Caracas y que se debe frotar las manos cada vez que Chávez insulta al presidente Uribe, pues así aumenta la factura de la venta de sus armas que utilizarían para una ataque relámpago que acabaría con nuestra infraestructura más vital. ¿Acaso no leyó la Ministra que los socios latinoamericanos del proveedor ruso de satélites son los amigables gobiernos de Nicaragua y Cuba? ¿Ustedes se imaginan la felicidad que sentirían Raúl Castro y Daniel Ortega con la posibilidad de chuzar nuestras comunicaciones con las zonas de frontera?

El despropósito de esa posible contratación fue posible gracias a la inmensa capacidad de lobby de los rusos, quienes de la mano del embajador de Colombia en Moscú, Diego Tobón (gran amigo de José Obdulio Gaviria) fueron recibidos por el mismísimo presidente Uribe. ¿De dónde tanta cercanía con los rusos? Pues bien, ellos, con el candor de los ex KGB, han confesado en carta enviada al mismo Ministerio que tienen como aliados al grupo Odinsa, liderado por Luis Fernando Jaramillo y William Vélez. Sí, es el mismo grupo Odinsa y sus socios tan cercanos a Uribe y que se han beneficiado de multimillonarios contratos con el Estado. Coincidencialmente es el mismo grupo de ilustres empresarios que con el grupo Planeta aspiran al tercer canal de televisión en Colombia.

Negocios son negocios, dirán algunos. Sin embargo, sí se debería pensar primero en nuestra soberanía e interés nacional.

En el trámite de la licitación del satélite colombiano la Procuraduría efectuó múltiples requerimientos al Ministerio que salieron a la luz pública esta semana. Lo que se concluye de la respuesta del Ministerio a tales requerimientos de la Procuraduría es que se le endulzaba el oído al organismo de control dándole respuestas tranquilizadoras basadas en términos de referencia que después fueron modificados a favor de los rusos. Mejor dicho, le tomaron el pelo al Procurador. Ojalá la comunidad de credos de éste con la Ministra no evite una investigación profunda y concluyente.

En un país serio, sin necesidad del sainete de una moción de censura, la ministra Guerra debería renunciar por el oso ruso que nos quiere hacer pasar. La Ministra debería irse, inclusive, antes del plazo anunciado de su retiro del Ministerio para no inhabilitar a su hermano que aspira a ser reelecto como senador. ¡Y hay más datos!

 

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