¡El péndulo!

Aura Lucía Mera
17 de marzo de 2015 - 02:02 a. m.

Como afirman los metafísicos, los gurúes, los sabios ancestrales: “Así como es arriba es abajo”.

Y así el péndulo de la historia se demore mil, dos mil, tres mil años, o los que sean, cuando llega a un extremo se devuelve hasta tocar el otro. Y así sucesivamente, sin detenerse jamás... O, más prosaicamente, el mundo es como los gallineros: unas veces las gallinas de arriba ensucian a las que están abajo hasta que a las de abajo las suben.

Triste. Muy triste la persecución que ahora sufren los cristianos. Abominable desde todo punto de vista. Inconcebible que se siga matando y torturando en nombre de Dios. Que siga el fundamentalismo religioso, pero esta tragedia me lleva a pensar en ese péndulo implacable que es el que marca el ritmo de nuestra historia...

Me remonto a las Cruzadas, a las barbaridades que cometieron los católicos, precisamente en nombre de Dios. A la época de la Inquisición, a la Conquista de España a América: los representantes de Dios arrasando culturas enteras, asesinando indígenas, borrando toda la historia de un continente que jamás ha logrado recuperarla del todo...

La misma historia del papado y el Vaticano. Una historia vergonzosa, tejida a base de ambiciones, crímenes, mentiras y traiciones, donde lo único importante realmente era la consecución del poder político y económico, donde las enseñanzas de Jesús de Galilea se olvidaron y pisotearon, revistiéndolas de púrpura y armiño.

Difícil de digerir que las tres religiones monoteístas, basadas en el amor, el perdón, el respeto y la compasión se hubieran desbocado cada una arrasando, destruyendo, condenando, lapidando y matando... Todo en nombre de Dios.

Ahora Occidente tiembla. ¿Pero cuando era Occidente el que hacía temblar? ¿Hemos olvidado nuestra historia? ¿La historia bárbara desde el comienzo de la humanidad, cuando la Señal de Caín se incrustó en nuestros corazones, cuando se iniciaron las guerras religiosas?

Razón tiene el papa Francisco, quien trata con un valor casi suicida de recuperar los valores fundamentales de Cristo, en estar consternado por los últimos acontecimientos de barbarie cometidos por los fundamentalistas islámicos contra los cristianos...

Ojalá la humanidad entera, uno por uno, cada hombre y mujer que habitamos este planeta, reflexionemos y logremos detener esta demencia colectiva, donde el único Dios verdadero es el dinero y el consumo, y cada día nos alejamos más y más de los valores elementales... El odio individual y colectivo se extiende como una sombra oscura. La inequidad es cada vez más grotesca... Mientras unos países botan a la basura toneladas diarias de alimentos, otros no tienen nada que comer.

¿Y nosotros, un país olvidado del trópico, seguimos con la idea de no llegar a un acuerdo de paz? ¿Tanta es la sed de sangre y violencia que jamás nos saciamos? ¿Ya estamos todos tan dementes que se nos olvidó por qué empezamos a matarnos? ¿Y mientras a Laureano Gómez se le hacen honores y estatutas a Timochenko lo quieren destrozar? ¿Se nos olvidaron también los cortes de franela? ¿Quién fue primero, el huevo o la gallina? Pura curiosidad.

 

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