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El populismo progresista y los jueces

Danilo Arbilla
29 de noviembre de 2014 - 01:26 a. m.

Cada tanto surgen hechos que a uno le refrescan en la memoria aquella definición y sincera confesión del Dr. Patricio Pazmiño Freire, Presidente de la Corte Institucional de Ecuador ( agosto de 2011) y redactor de la Constitucion del 2008 de ese país, quien sostuvo que a partir de esa nueva carta hubo un ”giro copernicano” en la concepción del Estado de derecho el que “ antes ( de Correa y su Constitución) estaba basado en la tradición republicana y liberal, donde predominan los derechos y garantías individuales…”.

Fue en función de ese giro copernicano que tuvo lugar el “ paredazo”. Esto es, el dictamen del juez interino Juan Paredes que firmo la sentencia – una jueza anteriormente se había negado a firmarla cuando se la trajeron redactada- por la que se condenó a un diario y a un periodista a prisión y a pagar al Jefe Correa 40 millones de dólares para salvar su honor.

Qué bien que le vendría un sistema de ese tipo a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner quien por estos días está desesperada y lanzada, junto a todos sus adláteres, a defenestrar al juez Claudio Bonadio, que se ha atrevido a investigar los orígenes de su riquezas, si no esta implicada en lavado de dinero y las relaciones con un socio empresario, que ya lo era de su extinto marido, y hasta a allanarle una empresa que ha incurrido, probado y admitido por todo el mundo, en varias irregularidades consideradas menores por el gobierno y los kirchneristas. Las mayores son las que investiga el juez Bonadio al que el gobierno kirchnerista quiere llevar a juicio político , hostiga, insulta y lo acusa de todo tipo de delitos.

Ciertamente Cristina debe de contemplar con envidia y algo de frustración a la mayoría de sus colegas populistas y progresistas, que han logrardo solucionar ( leáse hacer desaparecer) ese molesto problema de la separación e independencia de poderes, y en particular del Poder Judicial. Que además han logrado que Tribunales Constitucionales interpreten las leyes y su “ constitucionalidad” y las propias Constituciones de acuerdo al parecer y entender del mandamás. Si no, ver lo ocurrido en Nicaragua y en Bolivia y la misma Ecuador, en donde los cambios o interpretaciones de las Constituciones respectivas ya les permite ser reelectos cuantas veces deseen.

Cómo la presidenta Cristina no va envidiar al sistema concretado por el bolivarismo venezolano que permite que el Presidente, fuera Chávez o ahora Maduro, desde la TV tipifique o invente delitos, como quiera llamársele, y señale a los culpables, dejando a obedientes y apresurados fiscales y jueces fijar las penas, que eso sí, deben ser severas y ejemplarizantes. Sin ir mas lejos, ver lo que pasa en estos días con la diputada y líder opositora María Corina Machado, quien acaba de ser acusada de “ magnicidio”.

Ah, si fuera como en Venezuela o con los otros colegas progresista que ya han logrado “ el giro copernicano”, bien que Cristina le aplicaría todo el peso de su poder a la diputada opositora Laura Alonso, quien ha dicho de la presidenta “ que tiene la cola sucia” y “ que fue socia y ahora es víctima de la cleptocracia que su marido instauró en el 2003”. Y lo mismo con la también diputada opositora Margarita Stolbizer, que fue la que hizo la denuncia que ahora investiga Bonadio.

Y con este último ni que decir que, de alcanzar el sueño de acabar con los jueces e independencias y autonomías de otras épocas, ya habría sido destituido como magistrado y, llegado el caso, hasta acusado de entregar las Islas Malvinas a los inglesss.

 

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