El que las hace, las imagina

Cecilia Orozco Tascón
25 de julio de 2017 - 09:00 p. m.

Ampuloso como es, rebuscado, hinchado de vanidad y redundante en las citas que pronuncia cada dos frases para ufanarse de sus supuestas lecturas, el senador de marras —abyecto del expresidente de marras —quiso imitar al youtuber Samper Ospina para revictimar a la víctima de su jefe con más injurias y calumnias, extendiéndolas a la familia del ofendido. Tan desesperados están el uno y el otro por la metida de pata de quien se considera dueño de Colombia. Seguramente ambos son conscientes de que, por primera vez, una corriente importante de la opinión pública se opuso, en grupo, a sus tropelías. Ampuloso como es —y sin mesura sobre su pequeña dimensión—, el imitador le puso su nombre y música a un anónimo sitio digital, copiando el título de una famosa novela que narra la vida de un emperador romano. Así se consideran él y los de esa secta política: emperadores romanos y, claro, emperatrices con derechos absolutos sobre la gleba.

Asegura este imitador que el imaginario “violador” no lo es o que sí, sí lo es pero no sexual sino de otro tipo porque violadores hay de muchas clases, por ejemplo, “de tumbas” ¡!!! ¿Les parece un poco loco? Pues, sí. Es una disculpa anticipada para que llegue a los tribunales en donde se resolverá si hay pruebas de la infamia o si corresponderá retractarse, como ha tenido que hacerlo su señor, en ocasiones anteriores, con Hollman Morris, por ejemplo, o con las madres de Soacha, otro ejemplo, aunque lo haga sin ninguna nobleza. Nadie da lo que no tiene.

Empieza el protagonista de esa pieza vergonzosa, una perorata para justificar lo injustificable: “Me explico: el presidente Uribe es el demócrata liberal… que puso en cintura el terrorismo, cosa que nunca hizo su antecesor… que generó condiciones para el ascenso del terrorismo” ¿??? Y le atribuye a quien recuerda como “tío del columnista” la toma de Mitú, el golpe más grave de las Farc contra las Fuerzas Armadas ocurrido en noviembre de 1998, cuando el jefe de Estado era Andrés Pastrana, el gran aliado de su ídolo, qué dislate. Intenta también insultar al “tío” del “violador de… tumbas” por haber sido “amigo de Carlos Gaviria” ¡!!!, hágame el favor, lo que habría sido sido un gran honor.

Continúa sus disparates con la ampliación de su denuncia a otros miembros de la familia de la víctima. Raro esto, digo, porque los difamadores de un par de portales que este aprendiz digital incentiva, alimenta y apoya en la sombra para calumniar a otros sin asumir ninguna responsabilidad, escribían simultáneamente esta preciosa frase, muestra de su hipocresía: “Los delitos de sangre no existen a la luz del derecho penal pero se han convertido en una herramienta ruin para descalificar a las personas, sobre todo a través de las redes sociales”. Estoy de acuerdo. Por eso, no hay que repetir que, según procesos judiciales que reposan en los anaqueles de la justicia como pruebas irrefutables, Carlos Alberto Gaviria, hermano mayor del imitador y primo del capo del cartel de Medellín, fue titular de una cuenta bancaria desde donde se pagó el magnicidio de don Guillermo Cano; que otros dos hermanos fueron puestos presos en Estados Unidos por un episodio de tráfico de drogas en los años 80; que el primo Gustavo Gaviria Rivero tuvo que ver con la bomba que destruyó el edificio del DAS. No continuemos porque… de familias, hemos visto…

De lo que sí debería hacerse responsable “yo, Claudio”, es de sus propios actos como asesor presidencial cuando, un caso entre varios, organizó una reunión con el secretario general Bernardo Moreno (condenado), la directora del DAS María del Pilar Hurtado (condenada) y Jorge Alberto Lagos, jefe de Contrainteligencia de ese organismo de seguridad (condenado) cuando todos servían a la Casa de Nariño, para inventar una historia que desprestigiara a la Corte Suprema, según confesión del director de Inteligencia de la época, Fernando Tabares Molina. Se trató del montaje que publicaron dos reporteros que trabajaban de manera camuflada en una famosa revista, para poder filtrar lo que les pedía el gobierno de entonces. Como “yo Claudio” lo hizo, supone que los demás son de su calaña y que todos los periodistas nos parecemos a sus torcidos amigos. Sabio dicho: el que las hace, las imagina.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar