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El señor Chíquiza

Felipe Zuleta Lleras
20 de octubre de 2012 - 11:00 p. m.

Esta semana murió en la EPS Comfacundi un ciudadano, quien, según su familia, estaba esperando hacía varios días a que le dieran una cita para hacerse una diálisis. La tragedia de este señor y de su familia es la patética radiografía de lo que les sucede a millones de colombianos.

La salud está en una crisis sin precedentes, crisis que el gobierno anterior no fue capaz de arreglar, a pesar de haber tenido toda la posibilidad, pues contaba con facultades extraordinarias, y las mal utilizó dictando unos decretos que crearon más confusión. ¿Y quiénes pagaron? Los colombianos que están afiliados al régimen subsidiado de salud, aproximadamente 22 millones.

Esta EPS sólo salió a poner la cara 48 horas después de que el señor Chíquiza falleciera en los pasillos de la entidad. Explicó su director administrativo para Blu Radio que en las EPS no hay médicos porque allí sólo se realizan trámites administrativos. Que quienes prestan los servicios son las IPS (clínicas y hospitales). Adujo además que el ciudadano había fallecido como consecuencia de un infarto y que esperarían los resultados de Medicina Legal para demostrar que sus afirmaciones eran ciertas.

Entretanto, el secretario de Salud explicó que podríamos estar ante un homicidio culposo y el defensor del Pueblo anunció demanda en contra de la Secretaría de Salud porque, literalmente, estaban aburridos de seguir mandando oficios haciendo requerimientos.

Este episodio no es nada más ni nada menos que la muestra de la crisis de la salud, crisis que se ocasionó fundamentalmente porque varias de las EPS se dedicaron a robarse la plata de la salud, ante la mirada cómplice del gobierno pasado y de su inepto ministro de Salud. Quienes se robaron la plata de la salud deberían literalmente podrirse en la cárcel por gurrupletas y criminales, pues es por su culpa también que se mueren miles de ciudadanos sin poder acceder al sistema.

No quisiera acudir al expediente de generalizar, pues hay algunas EPS que ciertamente funcionan, pero como dijera algún ciudadano en un trino, mientras al presidente de la República, en buena hora, le descubren un cáncer a tiempo y se lo extirpan en días, a millones de colombianos les toca esperar meses, días y noches haciendo colas eternas para que les den sus citas. Y mientras el ministro de Salud logra arreglar el entuerto, seguramente las cosas serán peores cada día y, además, más difíciles de arreglar.

Paz en la tumba del señor Chíquiza, quien por esas cosas del destino deberá convertirse en el símbolo de la gran tragedia nacional de la salud, para que los medios de comunicación sigamos su caso hasta las últimas consecuencias.

Notícula. En buena hora el procurador destituyó al senador Merlano, pero el remedio va a ser peor que la enfermedad porque a su curul llegará una hermana de los Sánchez de Oca, condenados por corruptos y por vínculos con los paramilitares y quienes han robado al Chocó dejándolo sumido en la pobreza.

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