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El trancón de Bogotá

Luis Carvajal Basto
25 de agosto de 2014 - 02:25 a. m.

Los problemas de transporte son una expresión de lo que ocurre con la administración. No todo es “culpa” de la filosofía.

Trasladarse de un lugar a otro en la ciudad se ha vuelto un calvario. De la calle 127 a la 90, dos kilómetros largos, se puede perder más de una hora. Con sus complicaciones, hoy, Transmilenio es el sistema más eficiente de que disponemos. Miles de buses vacíos siguen ocupando las vías y los azules del SITP, también vacíos, son apenas una esperanza. De metro y tranvías nada. No tenemos y, en el mediano plazo, no tendremos un sistema de transporte eficiente.
El pasado abril en esta columna intentamos un breve inventario de las promesas del alcalde Petro para Bogotá que vale la pena recordar:

· “Construir 12%(5 kilómetros) de la línea de metro pesado.

· Construir 56% de la red férrea (44,1 kilómetros)

· Construir ciento por ciento de la red férrea proyectada de metro ligero (78 km)

· Construir 7 kilómetros de la red de líneas de cable aéreo.

· Ampliar la red de Transmilenio en 46%(54 kilómetros)

· Disminuir a 51 minutos (desde 65) el tiempo promedio de desplazamiento de las personas en la ciudad”.

Sobra decir que ninguno de estos objetivos ha sido cumplido, pero el transporte no es una isla dentro de la capital. Se corresponde con el caos administrativo que no permite una gestión adecuada ni en movilidad ni en nada. No es un problema de buenas intenciones o de ideas. Casi todos estamos de acuerdo con redistribuir los ingresos, con el llamado discurso “social” y con sentar las bases para que la ciudad prospere. Del dicho al hecho….el trancón.

Actualmente, como en años anteriores, las cifras de ejecución de la administración son más que preocupantes: se recaudan los impuestos pero la plata no se invierte. Otra vez el trancón. Al 31 de julio la ejecución presupuestal de la inversión en la secretaría de hacienda es de apenas el 17.82%; en la de movilidad (recursos administrados) del 31.37%; en la de Hábitat del 38.42%; en la de ambiente del 26.33%; en el IDRD del 33.37%; y en el IDU, la cifra es increíble y desconsoladora: del 6.38%.¡¡¡6.38%!!! De $ 1, 854, 528, 317,000.00.La ciudad está paralizada.

Acerca de la falta de gestión en Bogotá pueden decirse muchas cosas, pero de ninguna manera imputarse a razones políticas o filosóficas. No es la ideología del alcalde, o cualquier otra, responsable. Es la mala gestión que comienza con un estatuto orgánico ya obsoleto, a sus 20 años, que hace a la ciudad ingobernable. Los sistemas de control que colapsaron, con dos contralores sucesivamente sancionados, y la corrupción que no se ha dejado erradicar a punta de discursos.

Pero también la falta de experticia, política y administrativa de los funcionarios está lejos de las exigencias de una ciudad inmensa con un tamaño y presupuesto superior al de, al menos, 70 países. Con una honestidad que debe destacarse, lo reconocía la secretaria general de la alcaldía, Marta Lucia Zamora, en una entrevista la semana anterior: “Yo estaba en un mundo muy distinto, en el cual las cosas dependían de mí. Aquí la burocracia del Estado frente a la contratación es aterradora. Cada proceso es demorado, cada actuación genera otro trámite posterior”. La funcionaria, quien es en realidad el corazón de la alcaldía a nivel administrativo, está apenas descubriendo el complicado mundo de lo público. Tenaz.

¿De verdad ayudamos a los más pobres haciendo discursos en lugar de hacerles llegar los recursos disponibles en forma de salud, educación, vías, etc. la cual es la función de los alcaldes? Por el bien de la ciudad toca, entre todos, comenzando por el gobierno nacional y los organismos de control, auxiliar a Petro en la ejecución del presupuesto, si su enorme ego lo deja.

@herejesyluis

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