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Notas al vuelo

El viacrucis

Gonzalo Silva Rivas
31 de marzo de 2021 - 03:00 a. m.

La temporada vacacional de Semana Santa no marcó el cambio de rumbo para la reactivación del turismo nacional, tal como eran las expectativas que rondaban meses atrás, cuando aún se alimentaba la esperanza de que la pandemia que azota al mundo pudiera controlarse en un tiempo razonable. Con la amenaza viva, la decisión del Gobierno central y de los entes territoriales de incrementar las restricciones para prevenir la irrupción de una tercera ola, ante un aumento considerable en los índices de contagio de COVID-19, priva a la industria, irremediablemente, de aprovechar la coyuntura turística para empezar su calistenia.

Medidas restrictivas como el toque de queda, la ley seca, el pico y cédula, el cierre de playas e incluso los confinamientos que por estos días rigen en algunas ciudades incrementan el impacto que desde hace un año sacude fuertemente y afecta, sin distingo, a las diferentes ramas vinculadas a la actividad. Durante el segundo semestre de 2020, el PIB turístico, que, ente otros servicios, incluye alojamiento y comida, transporte, almacenamiento y actividades artísticas, de entretenimiento y recreación, se desplomó un 34 %, más del doble del porcentaje que cayó el producto interno bruto nacional, que para el mismo lapso bordeó por el límite del 15,7 %.

La ocupación hotelera, por ejemplo, apenas llegó a 21,2 % en el consolidado anual de 2020, es decir, 35,8 puntos porcentuales menos que el obtenido en 2019, cuando su indicador alcanzó un máximo histórico de 56,96 %. El sector de los restaurantes estimó pérdidas acumuladas por encima de los $210.000 millones, en tanto que el de los bares y gastrobares se ha visto diezmado en más de 30.000 establecimientos, algunos emblemáticos, cuyas puertas se cerraron de manera definitiva. Por su parte, las aerolíneas que operan en Colombia han dejado de movilizar 15 millones de pasajeros y cargan el lastre de un cuantioso saldo en rojo.

Según una reciente encuesta de Fenalco, cerca del 75 % de los colombianos dejarán de salir de sus lugares de residencia durante esta Semana Mayor, pues, además de las limitaciones en la movilidad, el factor dinero se convierte en otro impedimento para emprender el viaje. La crisis económica generada por la recesión prolongada ha traído consecuencias en el bolsillo de las familias, y el turismo, para gran parte de ellas, ha sido relegado ante la priorización de las necesidades básicas.

Sin embargo, aunque solo una cuarta parte de los colombianos —cantidad reducida para la temporada— se trasladarán hacia los diferentes destinos, el riesgo de que se alborote la pandemia ante el aumento de los desplazamientos y de las relaciones interpersonales es suficientemente alto y el corto período de descanso se podría convertir en la tormenta perfecta para acelerar la entrada del nuevo pico de contagio, como lo advertía a la prensa la directora del Instituto Nacional de Salud, Martha Ospina.

De ahí la necesidad de reiterar los llamados a la prudencia y al cuidado. Reforzar todas las medidas de bioseguridad es una obligación que compete tanto a viajeros como a prestadores de servicios, conforme a las directrices fijadas por las autoridades de salud. Además de la aplicación de los protocolos establecidos en la Resolución 666 de 2020 para los empresarios, encaminados a mitigar, controlar y realizar un adecuado manejo de la enfermedad, para los turistas el lavado constante de manos, el uso obligatorio de tapabocas y el distanciamiento social deben ser las normas básicas. Sin desconocer otras recomendaciones importantes, como dar preferencia a lugares abiertos, en actividades al aire libre; viajar en vehículos con pocos ocupantes, procurar hospedarse en hoteles, evitar visitas a familiares no convivientes y evadir reuniones en las que se ponga en juego la integridad de los adultos mayores.

La búsqueda de destinos cercanos, preferencialmente locales, con baja incidencia del virus, en los que no se presenten aglomeraciones y sobre los que haya certeza de que sus alojamientos, restaurantes y lugares turísticos cumplen con estrictos protocolos, garantizará mayor seguridad y reducirá las posibilidades de contagio. No debemos olvidar que la amenaza del coronavirus es real y está en permanente acecho para aprovechar cualquier descuido humano, por elemental que sea.

Es importante, para servidores y viajeros, tomar conciencia de que la indisciplina social multiplicará la costosa cuenta ya cobrada no solo al sector sino al país, representada en el arrasamiento de vidas humanas y en el derrumbe de la economía y del empleo. Para los negocios vinculados con el turismo, alargar este incierto escenario se seguirá traduciendo en millones de pérdidas mensuales.

Las expectativas de prenderle motores a la reactivación de la industria turística habrá que trasladarlas para la temporada vacacional de mitad de año, siempre y cuando en esta Semana Santa se extremen todas las precauciones y se controle el nivel de contagios. El Gobierno, por su parte, deberá cumplir con lo suyo, como es ampliar la toma de pruebas de coronavirus y acelerar el proceso de vacunación para lograr la inmunidad de rebaño, tan lejana aún. Por ahora, azotado por la angustia, el sector mantiene su viacrucis y espera que se dé el suceso de su resurrección.

gsilvarivas@gmail.com, @Gsilvar5

 

Atenas(06773)31 de marzo de 2021 - 06:40 p. m.
Cierto, todo un infierno ha vivido el sector turístico con la pandemia y a escala global. Solo los torpes o tarugos, como los de los comentarios q' me preceden y de mirada al piso, piensan y opinan q' tal impacto lo es solo en Colombia, tan pobre es su magín. Hace poco rato, hablando con amigos españoles q' viven en zona turística, Palma de Mallorca, pintaban idéntico cuadro allí. Y en Europa.
AtehortuA(40638)31 de marzo de 2021 - 02:21 p. m.
Con la demora de este gobierno charlatán en la compra de las vacunas, con la llegada a cuenta gotas de las dosis y con la lentitud en la aplicación de las inyecciones, con suerte la inmunidad de rebaño se logrará hacia finales de 2022, lo que significa que el viacrucis para la industria del turismo está bastante lejos de acabar.
Periscopio(2346)31 de marzo de 2021 - 01:09 p. m.
El viacrucis de Cristo duró pocas horas, pero el del pueblo colombiano es eterno. !Señor, ten piedad de nosotros, carajo!
AtehortuA(40638)31 de marzo de 2021 - 02:21 p. m.
Y el señor Duque defendiendo intereses económicos, haciendo populismo y acabando con la clase media a punta de reformas tributarias. Resultó ser la cepa colombiana.
Francisco(30227)31 de marzo de 2021 - 02:57 p. m.
Qué es eso de semana "mayor"? Acaso tiene más de siete días? Qué es eso de semana "santa"? Acaso no es la semana donde más se propone el hombre demostrar sus más bajas pasiones?
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