Eliminatorias

Iván Mejía Álvarez
10 de septiembre de 2017 - 02:00 a. m.

Son frases que se ponen de moda y resulta difícil erradicarlas del imaginario popular. Las eliminatorias suramericanas son las más duras del mundo. Lo han dicho en todas las formas. Inclusive, Carlos Bilardo llegó a decir que era mas fácil ganar la Copa Mundo que obtener un cupo en las eliminatorias.

Las actuales circunstancias de la ronda clasificatoria de la Conmebol parecen confirmar el tópico antes mencionado. Brasil ya calificado, Uruguay ad portas, Venezuela y Bolivia eliminados, Ecuador con olor a formol, pero los demás con posibilidades y separados por muy poca distancia, resumen de tres años de intenso trajín para calificar a cuatro directamente, uno por repechaje y dejar el 50 % por fuera. Muchos premios para tan pocos participantes, comparándolo con otras confederaciones en las que juegan muchos más equipos y tienen menos bonos. Conclusión, la eliminatoria suramericana puede ser dura, pero es generosa.

De la actual fase clasificatoria hay tres observaciones globales interesantes. Generalmente se da por descontado que Brasil y Argentina pasan de primeros en la zona, por tradición y presente. Brasil, de la mano de Tite, corrigió los primeros pasos titubeantes que tenía con Dunga y terminó siendo el ogro de siempre. En cambio, tras tres técnicos durante la campaña y numerosos desaciertos, Argentina esta tambaleante y ni la magia de Messi ha servido para remolcar a la albiceleste a Rusia. Tan gris como titubeante con Martino, Bauza o ahora Sampaoli, la mítica escuadra albiceleste ruega por un milagro frente a Perú en Buenos Aires para poder calificar.

Otra conclusión es que no es cómo arrancas sino cómo terminas. Ecuador hizo 12 de 12 en los primeros partidos y de pronto se frenó, se le olvidó ganar, se acabó la potencia en Quito y hoy requeriría de milagros matemáticos, demasiadas combinaciones para poder entrar.

Y está el extraño fenómeno de Chile, bicampeón de Copa América. Ganador en el certamen suramericano y hoy con el agua al cuello. ¿Cómo explicar que esa banda de Vidal, Jara, Alexis, Isla y Cía. logre títulos continentales y se frene en la competencia de largo aliento? Una buena pregunta que ayuda a ratificar la dificultad de las eliminatorias suramericanas.

No cabe duda de que el continuo movimiento en el tablero de posiciones, el que hoy haya muchos más pretendientes que casillas a otorgar y el nivel técnico hacen de la clasificación suramericana un buen ejercicio.

La pregunta es qué va a pasar cuando por arte del populismo de Infantino, del espíritu mercader y negociante de los dirigentes mundiales, siempre pensando en más partidos para arañar más dividendos en sus bolsillos, queden solo dos países por fuera y el resto califiquen al esperpéntico mundial de 48 equipos. De muy difícil a muy fácil.

 

 

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