Emprendimiento e Innovación ¿Mito o necesidad?

Felipe Jánica
17 de agosto de 2015 - 03:12 a. m.

Relativamente poco se discute en Colombia sobre innovación. Siendo un país commodities-dependiente, ya es hora que en Colombia se inicien alternativas de emprendimiento diferente, donde la innovación será vital. Para ello se debe pensar incluso en la innovación desde edades tempranas y no solamente en la educación superior.

Fomentar el emprendimiento y, más allá de ello, la innovación debe ser uno de los ejes fundamentales de la educación básica en Colombia. Mucho se ha pensado sobre la calidad de la educación; sin embargo, todos los esfuerzos deberían enfocarse en pro de una educación básica digna. Es necesario que también se discuta sobre la calidad de la educación superior, pero igual de importante es trabajar, desde ya, en la educación básica pre-escolar, primaria y secundaria.

Para poder lograr resultados diferenciales en materia socio-económica, el Estado colombiano y no propiamente el gobierno o gobiernos de turno, debe asumir que vivimos con un mal endémico: Visión de corto plazo. La educación básica, por ejemplo, es una muestra de lo mucho que puede ser el país si formamos a las nuevas generaciones de manera diferente a como lo hacemos hoy en día. Seguramente, se pueden hacer cambios curriculares en los que, por ejemplo, se incluyan cátedras de emprendimiento y se motive a los estudiantes, desde la educación básica, a ser innovadores y emprendedores. Con ello, se podrá identificar talentos en las nuevas generaciones, que necesariamente deberían potencializarse, pero no cuando sean adultos sino desde que muestran habilidades naturales en edades tempranas.

Parece sencillo, pero en realidad este simple cambio genera, no sólo resistencia, sino que amerita que el Estado promueva, la inclusión de este tipo de cátedras de emprendimiento e innovación. Por supuesto esta cátedra deberá ser impartida por maestros o profesores debidamente capacitados. Pero más allá de ello, debería incluirse en estas cátedras a emprendedores colombianos o extranjeros para que dicten conferencias a los estudiantes con el ánimo de promover el emprendimiento y la innovación. En pocas palabras, se debe enseñar a los estudiantes con ejemplos representativos para que se motiven y concluyan que el emprendimiento es una alternativa seria. Con este simple cambio, seguramente la educación cambiará de manera radical y servirá como instrumento motivador para la generación de nuevos emprendedores e innovadores en Colombia.

Es por esto que el Estado debería, desde ya, promover la inclusión de este tipo de cátedras e incentivar a los emprendedores colombianos a que hagan parte de este proyecto. Con ello, esta estrategia deja de lado el ámbito político y se convierte en un proyecto de construcción conjunta o incluso en una alianza público-privada de caras a transformar la educación básica en Colombia. Estoy seguro que si se invitan a los emprendedores a dictar conferencias, seguramente no se negarán a hacerlo, pero en caso que suceda, lo cual dudo, el Estado debe incentivar esta participación de manera directa a través de reconocimientos que se traduzcan en publicidad para estas empresas o incluso en beneficios tributarios derivados de las horas invertidas en estas cátedras o incluso en las donaciones para la capacitación del cuerpo docente.

Si formamos bachilleres con ideas de emprendimiento, seguramente lograremos tener empresarios potenciales. La pregunta es entonces ¿Queremos empleados o empleadores? 

 

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