Escarbando

¿POR QUÉ USTED PREGUNTA SIEMpre y no contesta?– me interrogan, extrañados.

¿No es a veces mejor escarbar que afirmar?– respondo.

¿Por qué instalarnos tanto en lo afirmativo, sobre todo cuando los protagonistas son los que afirman?

¿Cómo no dudar cuando se nos dice que “nunca hubo la intención de privilegiar un medio y de discriminar otro”, si el director de Semana es sobrino del Ministro de Defensa y primo del Vicepresidente de la República?

¿No habrá acaso dos estrategias detrás de tanto golpe de suerte (como la muerte de Tirofijo “descubierta” con dos meses de retraso): tapar el despelote interno por parte de las Farc y, del lado del Mindefensa, desligarse del cada vez más incómodo rabo de paja presidencial?

¿Por qué en vez de enfrascarse Julito en lo que dicen tal y cual, o en preguntarle su opinión a don Casas, no ocupa sus espacios en mostrar lo que don Félix podría investigar?

¿No sería mejor que los que informan y los que son informados se preguntaran si es conveniente que nos tapen con una imagen lo que se nos acaba de embuchar con otra?

¿Por qué los reporteros que investigan se aburren y se van a escribir libros? ¿Por qué no se valora a Edwin González frente a la irresponsabilidad de City TV y a la censura de la CNTV?

¿Por qué se cree que preguntar para obtener respuestas afirmativas o para que la fuente supla la carencia de investigación es un “modelo” de buen periodismo?

Y a propósito de opinión: ¿Es la moda de propiciar emocionales afirmaciones radiales de los oyentes sobre cualquier pendejada un estímulo a la participación ciudadana? ¿O más bien, nos quieren dar la impresión de que se está “construyendo” democracia?

¿No creen que esa adicción colombiana a lo afirmativo propicia que las acusaciones se conviertan en verdades entrecomilladas?

¿Valdrá la pena que el país se desgaste en darle importancia a chismes y rumores con que nos abruman todos los días ciertos medios y algunos de sus consagrados periodistas?

¿No surgen los rumores como alimento de periodistas de salón que se reúnen con el poder, y que entre whisky y whisky montan sin darse cuenta el entramado de lo que es una chiva real?

¿No refuerza también eso que se nos suelta a cuenta gotas en medio de las inundaciones el caudillismo de los que se creen poseedores de las verdades reveladas por sus propios egos?

Dicho de otro modo: ¿existe acaso una fácil y contundente respuesta al por qué se preguntó Hamlet si ser o no ser era la cuestión? (Acto III, escena I)

¿Basta con repetir la frase, o lo que afirmaron fulano y sutano? ¿No es más provechoso seguir buscando en el resto del monólogo qué tanto se aplica a nuestro ser colombiano?

mariateresaherran@hotmail.com