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Estudiantes

Columnistas elespectador.com
09 de diciembre de 2014 - 02:17 a. m.

La violencia en México no es nueva pero solamente hasta ahora hace que la población actúe.

Los estudiantes desaparecidos y asesinados desde el 26 de Septiembre en México, son una muestra de una sociedad sometida al narcotráfico. Ahora pretenden convertir las marchas en ilegales, pero las marchas son una válvula de escape para poder expresar el ya mencionado sometimiento al flagelo del narcotráfico.

Han pasado 18 años de la matanza que tuvo lugar en Aguas Blancas -Guerrero en donde campesinos perdieron la vida a manos de la policía; 17 años de la matanza de Acteal en donde perdieron la vida indígenas por parte de paramilitares; 16 años de la matanza del charco llevada a cabo por miembros del ejército en Guerrero; La violencia en México no es nueva pero solamente hasta ahora hace que la población actúe.

Los estudiantes muertos son un síntoma de lo enredada que esta esa sociedad, padecen el problema del narcotráfico a la “mexicana” es decir la violencia es mayor en numero de lo que fue en Colombia. El narcotráfico esta cerca de la política, sus tentáculos son tan grandes que permea todo lo que toca. En Colombia vivimos ese flagelo y sabemos que se vive un miedo fuerte ante la impotencia, pues ante una bomba poco es lo que se puede hacer. Los muertos de México son una muestra de la sevicia y crueldad a la que el ser humano puede llegar en búsqueda por el poder y el dinero fácil.

Los artículos 11 y 73 de la constitución de México fueron modificados en la cámara baja y se prohíben las concentraciones. Falta ver que pasa en la cámara alta. Cuando la manera de manifestar el descontento por los desaparecidos se manifiesta en marchas y estas corren el riesgo de ser ilegales, se afecta un modo de expresión que es también una válvula de escape que sirve para manifestar un inconformismo real.

Hasta ahora solamente tienen identificado un estudiante. Seguramente los demás les costaran más trabajo pues los restos quemados fueron votados a un río y solamente encontraron un bulto de restos. La violencia de los narcos es brutal, algún día tendrá que parar, pero lo importante y grave es que el narcotráfico acaba con todo lo que se le opone, sin escrúpulos, sin medidas, sin control, todo se logra porque todo se puede comprar.

Esos crímenes son una radiografía de la sociedad y aun cuando el país no sea capaz de parar la violencia, sí puede oponerse a la modificación de los artículos que podrían prohibir las marchas. Una sociedad tiene la responsabilidad de crecer y ser mejor cada día, pero la mexicana tiene que decidir qué tipo de sociedad quiere, para así poder ser una opción democrática para sus ciudadanos.
 

 

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