La eterna solución

Al respecto del anuncio presidencial de reformar la justicia para mejorar su funcionamiento y crear un examen estatal para abogados, ha habido un silencio generalizado por parte de las facultades de Derecho del país. Si bien es cierto que el examen de Estado para ejercer la profesión de abogado en varios países ha funcionado, volviendo al abogado un elemento social respetado, es importante también tener en cuenta que en la actualidad existe como requisito de grado en la carrera de Derecho en Colombia la presentación de exámenes preparatorios consagrados en el Decreto 1221 de 1990, que tienen como función precisamente la de establecer si el estudiante tiene “el conocimiento y la aptitud” para el ejercicio de la profesión. Hemos de preguntarnos, si este examen es la solución a la incontrolada cantidad de abogados con calidad mínima que aumentan las listas del Consejo Superior de la Judicatura, es decir, ¿cuál es el objetivo de este examen? que lejos de ser algo novedoso recae en la clásica estructura de reformas del país, un cambio de nombre o de institución encargada. Parece adecuado preguntarse sobre la relación existente entre el problema -ético- y la solución -el examen-. Es aquí donde es claro que todas las soluciones planteadas por inmaculadas que parezcan, no solucionan nada, porque no responden al problema.
Camila Delgado Quirós. Bogotá.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com