Las teorías de S. Hawking sobre los agujeros negros radiantes, resultado de integrar la teoría cuántica con la relatividad, hacen pensar en la frase “pudo ver más y más lejos porque estaba parado sobre los hombros de gigantes” que, aunque se le atribuye a Newton, el autor es Bernardo de Chartres, quien la escribió 500 años atrás.
Cada objeto celeste tiene una “velocidad de escape” que depende de su masa y el radio; es la velocidad que le permite a un objeto salir del campo gravitatorio. Un cohete en la Tierra que alcance 11,2 km/segundo, supera la atracción gravitatoria; en el Sol requeriría 618 km/segundo, en la Luna 2,3 km/segundo y en Marte 5 km/segundo.
Pierre Simon de Laplace (1749-1827), utilizando el modelo corpuscular de la luz y conociendo la velocidad de esta —que había sido determinada con alta precisión por Bradley: 298.000 km/segundo—, calcula que una estrella que tuviera un diámetro 250 veces mayor que el Sol tendría una fuerza gravitacional tan grande que, al no poder escapar la luz, esta estrella sería invisible; la velocidad de escape de este cuerpo celeste es mayor que la velocidad de la luz.
Laplace intuía que es posible que cuerpos celestes que por su tamaño son más luminosos sean invisibles. Durante mucho tiempo se le atribuyó a Laplace el descubrimiento del concepto de agujero negro. Pero en una carta de John Mitchell a Cavendish, fechada 12 años antes de la edición Sistema del Mundo, de Laplace, Mitchell le dice que según sus cálculos una estrella de diámetro 500 veces el del Sol tendría una fuerza gravitacional tan grande que, al no poder escapar la luz, la estrella sería invisible. Si se detectara una estrella cuya trayectoria sigue una órbita inexplicable, ésta hace parte de un sistema binario, uno de cuyos componentes es invisible. Es interesante mencionar que este método propuesto por Mitchell es el más utilizado hoy en la búsqueda de agujeros negros (AN). Durante el siglo XIX no hay avances en la teoría de los AN.
Cuando Einstein publicó, en 1915 y en 1916, la teoría general de la relatividad, dada la complejidad de las ecuaciones no lineales de esta hipótesis, creía que no sería posible encontrar soluciones analíticas a sus ecuaciones. Para su sorpresa, en 1916 Karl Schwarzschild encuentra una solución que permite analizar el campo gravitacional de un cuerpo esférico y cómo modifica el espacio y el tiempo. Se denominó posteriormente agujero negro de Schwarzschild.
En 1931, Chandrasekhar calculó que toda estrella cuya masa sea tres veces la masa del Sol colapsaría, luego de miles de millones de años, en un AN.
El termino agujero negro es utilizado por primera vez en 1968, por J. A. Wheeler. Un colaborador de Wheeler y coautor del enciclopédico libro Gravitation es Kip Thorne, el asesor científico y promotor de la película Interestelar, ganadora del Óscar por sus efectos especiales.
La teoría muestra que toda información de una estrella que colapsa a un AN queda reducida a la masa y la velocidad de rotación. Wheeler denomina esta propiedad “a black hole has no hair” (la traducción al español es ambigua: “un agujero negro no tiene pelo”; en francés es aún más compleja: “le trou noir n'a pas de poil”. Si un experto en AN, como J. M. Tejeiro invitara a una conferencia sobre “Demostración de por qué el agujero negro no tiene pelo”, de pronto asistirían no sólo físicos, sino también ginecólogos y coprólogos.