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Gobernabilidad

Columnistas elespectador.com
14 de octubre de 2013 - 11:18 p. m.

El Presidente Santos enfrenta en estas semanas, dos decisiones trascendentales para su mandato, para su carrera y para su legado: la primera es, qué hacer con los resultados insuficientes del proceso de paz en vísperas de las campañas electorales y la segunda, si va a intentar reelegirse o no.

El proceso de paz ha arrojado, en casi un año, más avances que cualquier esfuerzo anterior con las FARC. Sin embargo, en octubre de 2013 el Presidente advirtió que éste sería un proceso ”de meses y no de años” y mas tarde señaló a noviembre  de 2014 como la fecha límite para llegar a la firma de un acuerdo. Las partes han cerrado uno de los cinco puntos de la agenda en un año de trabajo y las campañas están a la vuelta de la esquina. El Presidente debe estar enfrentado (esta vez sí) a una  verdadera encrucijada del alma: ¿Cuál de los tres escenarios planteados en los medios la semana pasada debe buscar? Romper los diálogos con el argumento de que las FARC no han permitido un mayor avance y por consiguiente no están dando muestras suficientes de su voluntad  de paz? ¿ Suspenderlos, de común acuerdo con la contraparte, durante la campaña electoral? ¿Si fuera así, bajo qué condiciones? Continuar con el proceso a lo largo de la campaña, con los riesgos que eso implica para ambas cosas, es la tercera opción.

Y la segunda decisión tiene que ver con su re elección, que sin duda necesita el apoyo popular.
Un sondeo  realizado a 1,000 personas en 118 municipios, del 21 de Septiembre al 6 de octubre, que contó con un margen de error del 3%  y fue  elaborado por el Centro Nacional de Consultoría, le da al mandatario un respiro respecto a otras encuestas recientes.  Santos figura con un 43% de imagen positiva y un 41% de los colombianos aprueba su gestión.

Las dos decisiones, continuar o no con el proceso de paz y buscar la reelección, están ligadas. Si el Presidente decidiera quitarle espacio  a la derecha, podría romper con las FARC argumentando  falta de compromiso de la guerrilla y mostrar mucha más firmeza en el tema de seguridad. Buscar la relección por ese camino, es posible. Por el contrario, si su prioridad es su legado y si su legado es la paz, tendrá que reelegirse para poder lograrlo.
Y mientras tanto, encontrar la gobernabilidad y la manera de mantener vivo un proceso con pocos resultados, al cual el tiempo se le acabó y que cada día tiene menos oxígeno y apoyo ciudadano.
 

Esta opción, es la más arriesgada políticamente a corto plazo, pero también es la que podría salvar tanto el objetivo de alcanzar la paz, como el legado de los dos eventuales mandatos de Santos.

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