Gobierno de espaldas a El Quimbo

Ernesto Macías Tovar
21 de agosto de 2013 - 07:26 a. m.

Comenzó como el despertar de un sueño de los huilenses quienes plantearon la necesidad de construir una hidroeléctrica que beneficiara a la región. El gobierno anterior concretó el proyecto y puso las condiciones en beneficio de la comunidad.

En 2008, mediante subasta de energía, fue adjudicado el proyecto El Quimbo a la firma Emgesa. Tanto en la entrega de la concesión como al otorgar la licencia ambiental en 2009, el gobierno exigió mediante acuerdos y resoluciones, acciones puntuales para la defensa del medio ambiente y de las familias afectadas. La represa inunda 8.586 hectáreas, de las cuales el 30% están dedicadas a ganadería, cacao, frutales y arroz, entre otros cultivos semestrales. Sin embargo, las reivindicaciones suscritas -ley para las partes- están quedando en letra muerta porque la empresa no cumple y el Gobierno en estos tres años no ha ejercido autoridad para hacer cumplir los compromisos.

La empresa muestra unas cifras que halagan, pero la comunidad maneja otra realidad muy distinta y triste. En los seis municipios comprometidos, en un principio protestaban con la esperanza de encontrar eco a sus reclamos, hoy piden con rabia que se suspendan las obras, simplemente porque lo firmado no se está cumpliendo. Y el Gobierno no se inmuta. A Emgesa se le exigió invertir más de US$200 millones en los planes socio-ambientales; que el 80% de las personas requeridas para la obra fueran del Huila; la reubicación de familias en mejores condiciones; y la construcción de obras puntuales que son clave para el desarrollo económico de la zona. Pero no, todo se está haciendo al arbitrio y conveniencia de la empresa.

Que han comprado predios, sí; unos a mejores precios que otros. Que han entregado dineros de compensación a unas pocas familias, también. Que han llegado a acuerdos con algunas personas para reubicación y restitución de sus proyectos productivos, muy pocas. Que han entregado dineros para capital semilla -entre $25 y $45 millones- sí, pero sin acompañamiento, razón por la cual se convirtió en “plata de bolsillo”.

Lo cierto es que en la región se quejan los trabajadores, los pequeños propietarios, los maestros de la construcción, los transportadores, etc. Pero, el mayor clamor tiene que ver con la ausencia total del Gobierno, el cual le dio la espalda a la comunidad al punto que ni siquiera la escucha.

Es decir, lo que comenzó como una gran ilusión de desarrollo para una extensa región del Huila, porque realmente lo puede ser, hoy se ha convertido en la pesadilla de miles de familias, por cuenta de la prepotencia de Emgesa y la negligencia del Gobierno.

Ante esta realidad, el sábado anterior en Garzón, en donde se desarrollaba un Taller Democrático del expresidente Álvaro Uribe, llegaron hasta allí las personas que lideran la protesta, y después de un diálogo abierto se acordó la conformación de una veeduría para exigirle al Gobierno su intervención, y lograr ajustes a los acuerdos y concretar los beneficios a la comunidad afectada. 

El Gobierno no puede permitir que las obras de El Quimbo continúen de espaldas a los huilenses de seis municipios que exigen, en primer lugar, diálogo sincero y efectivo.

@emaciastovar 

 

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