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Guerra de los “drones”

Aldo Civico
12 de marzo de 2013 - 11:00 p. m.

En las últimas semanas los drones, aviones no tripulados, han sido motivo de un fuerte debate político en los Estados Unidos. Es un debate al que la opinión pública en Colombia también debería prestar atención.

Para los Estados Unidos, con la bendición del presidente Barack Obama, el dron se ha convertido en el arma privilegiada en la guerra sin fin contra el terrorismo. El dron con gran precisión puede atacar a un vehículo ocupado por miembros de Al Qaeda, y con la misma facilidad puede atacar a un carro con civiles a bordo. En Yemen se ha usado el dron en 59 ataques, acabando con la vida de 298 “enemigos” y de 82 civiles. Los ataques realizados por los drones son todavía mas frecuentes en Pakistán donde, desde el 2005, han causado la muerte de unas 3.000 personas, de las cuales entre 473 y 889 eran civiles. El presidente Obama ha sido particularmente activo en la utilización de los drones: ordenó 300 de los 355 ataques. Además del Medio Oriente, los drones se han utilizado cada vez más para el control y la vigilancia de la frontera entre los Estados Unidos y México y en la lucha contra el narcotráfico en México y en el área del Caribe.

El debate en los Estados Unidos comenzó después de que un dron en Yemen mató a Nasser al Awlak, un ciudadano americano presuntamente afiliado a Al Qaeda, y a su hijo de 16 años. En los Estados Unidos la comunidad de los derechos civiles se pregunta si el Gobierno privó a sus ciudadanos del derecho constitucional a la vida, y a un debido proceso judicial.

El tema es bien delicado. De hecho, los drones son una extensión ulterior de la teoría de la guerra preventiva inaugurada por la nefasta era de George W. Bush. ¿Quién determina y bajo cuáles criterios la peligrosidad de un presunto terrorista? ¿Qué tal si un “sospechoso” pasea por las calles de Londres o de Bogotá? Si es entendible la racionalidad de emplear una tecnología militar avanzada en un conflicto armado tradicional, ¿hasta dónde esta lógica se puede extender a países como Yemen o Somalia, o, en el caso de la lucha al narcotráfico, a países de Centroamérica y, porqué no, a la Colombia del posconflicto?

Estas preguntas son válidas no solamente para los Estados Unidos. También en Colombia se necesita promover desde la sociedad civil y los partidos políticos este mismo debate. De hecho, Colombia ya anunció la intención de construir su proprio dron. Ya utiliza algunos, desde el 2006, con el apoyo de Estados Unidos para operaciones contra las Farc y contra el narcotráfico.

No hay que ser ingenuos. De hecho, es también por la superioridad tecnológica militar que se dieron las condiciones para que el gobierno de Santos y las Farc negociaran la paz. Pero el impacto de los avances tecnológicos militares y los criterios de su empleo tienen que ser debatidos y regulados de manera abierta y transparente. Siempre y cuando nos importe y sigamos creyendo en la democracia, y no queramos vivir en países que tengan gobiernos militares disfrazados de civil.

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