Publicidad

Haciéndonos los gringos

Cecilia Orozco Tascón
30 de agosto de 2011 - 11:00 p. m.

El rechazo de Álvaro Uribe, apoyado diplomáticamente por el presidente Santos y la fiscal, a la noticia de The Washington Post titulada "La ayuda estadounidense implicada en abusos de poder en Colombia" no contradice las afirmaciones del artículo según las cuales los recursos de ese país en el nuestro terminaron usándose en el escandaloso espionaje ilegal del DAS.

Por el contrario, el expresidente aportó la clave sobre el destino que él y sus funcionarios creyeron que tenían los aportes económicos norteamericanos, enviados para fortalecer la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico. El exmandatario replicó en su cuenta de Twitter: “qué tristeza que a nuestro gobierno lo difamen simpatizantes del terrorismo”. Desde luego, se refería a los redactores. A los colombianos nos consta, por las declaraciones públicas de Uribe y sus más autorizados voceros, que la Casa de Nariño equiparó, durante años, el ejercicio legítimo de la oposición con el terrorismo. Como sospechosos de tales acciones fueron calificados comunicadores, ONG de derechos humanos, sindicalistas, políticos y hasta la Corte Suprema. ¿No fue en nombre de una supuesta relación de la Corte con narcotraficantes que se ejecutó la “Operación Paseo”? ¿No fue por la presunta farcpolítica que se les abrieron carpetas sin orden de juez a Córdoba, Petro, Borja? ¿Qué de raro tiene que la plata de Estados Unidos se invirtiera en los grupos clandestinos G3, Game, Goni, etc., si sus agentes estaban combatiendo a “terroristas” y “narcotraficantes”?

Más preguntas: ¿Con cuáles dineros se montó el Sistema Esperanza, por donde se interceptan todas las comunicaciones legales e ilegales? ¿Es cierto o no que nuestros organismos de inteligencia mantienen contacto rutinario y casi vigilancia de la CIA y la DEA precisamente porque los recursos para inteligencia provienen, en buena parte, de Estados Unidos? Para recuperar la memoria de quienes sólo abrieron los ojos con el artículo de The Washington Post, recordaré tres ejemplos:

1.- Declaración del detective José Gabriel Jiménez ante la Corte, sobre el Game (Grupo de Análisis de Medios), que tenía como fin contrarrestar la propaganda de las Farc y supone uno que también la de sus “simpatizantes”: “en marzo de 2005, junto con 5 ó 6 compañeros, nos llegó la notificación para presentarnos a un curso financiado por la embajada americana sobre operaciones psicológicas… (que fue) supervisado por un señor de esa embajada”.

2.- Tres agentes de la Dijín y uno del CTI de la Fiscalía fueron capturados en 2009 por haber engañado a un fiscal para que ordenara interceptar el teléfono del magistrado de la Corte Iván Velásquez a través del Sistema Esperanza, haciéndole creer que era el celular de un delincuente. El caso preocupó tanto a la embajada, que la DEA ayudó a detenerlos.

3.- El sargento (r) del Ejército entrenado en contraguerrilla Edwin Manuel Guzmán, capturado en flagrancia en 2005 por hurto y tráfico de armas militares y postulado sin saberse por qué en 2006 por la Presidencia de la República a Justicia y Paz como miembro de las Auc, fue sacado de la cárcel de Villavicencio en febrero de 2007 y apareció en octubre del mismo año en Nueva York declarando contra el magistrado Velásquez y a favor del expresidente Uribe.

En contraste, los autores del artículo, Karen De Young, editora jefa de TWO; Juan Forero, corresponsal experto en América Latina del mismo diario, y Claudia Julieta Duque, premiada internacionalmente por sus investigaciones, son prestigiosos en el mundo del periodismo. Qué olvidadizos somos: ¡Ahora venimos a hacernos los gringos!

 

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar