Huele a azufre, presidente Chávez

Luis Carvajal Basto
26 de noviembre de 2007 - 11:29 p. m.

Uribe ha respondido con dignidad, pero sin alzar el tono, como debe ser. Se ha creado una crisis que no corresponde a las realidades económicas, culturales y políticas de dos países integrados y que sólo sirve a quienes quieren incendiar el continente. Se puede crear un conflicto de magnitudes impensables. Uribe debe convocar al Congreso en pleno, a los gremios y a la Comisión de Relaciones Exteriores.

Hace unos años, Tito Livio Caldas escribió un artículo fundamentado según el cual entre Colombia y Venezuela se estaba creando el primer Estado Región en América, como consecuencia de sus afinidades culturales, políticas y comerciales, compartiendo también una infraestructura común. El tiempo le ha dado la razón. El comercio binacional puede llegar a 6000 millones de dólares este año.

Con lo que no contaba eldDoctor Caldas, ni nadie, era con las aspiraciones irresponsables y desmesuradas de un personaje como Hugo Chávez. Ni con su particular utilización del petróleo venezolano como arma para mantenerse “per secula” en el poder, haciendo populismo con su versión y el remiendo de una propuesta ideológica anacrónica derrotada por si misma y por la historia.

Si hay quienes dicen que Uribe “dio papaya” al invitar a Chávez a mediar, ni hablar de la que está dando éste. Se ha encargado de crearse un sindicato de poderosos enemigos, lo cual puede dar oxígeno transitorio a su proyecto político, pero que en mediano y largo plazo, lo aplastará. “No gradúes enemigos porque después te ejercen”, me enseñó un curtido ex presidente colombiano.

Chávez, que empezó maltratando a la oposición venezolana, convirtió en su enemigo a los Estados Unidos, a México, a los inversionistas europeos y ahora quiere hacer lo mismo con Colombia, lastimando nuestra dignidad. Mal, sobre todo para los empresarios y el pueblo venezolano que padecen y padecerán las consecuencias de tanta irresponsabilidad.

Es un provocador. Si la comunidad internacional desconfía del uso que dará a las reservas petroleras, se debe sumar que ya dijo iniciar una carrera nuclear, como su amigo iraní. La importancia geoestratégica de Venezuela, en manos de Chávez, ha prendido todas las alarmas. Ahora, se entienden más las razones de quienes ya empezaron a afirmar que en este lío “se juega el futuro de la democracia en América Latina”. Como es así, eso va a tener consecuencias. Nadie quiere ver los resultados de la alianza tácita que se está cocinando entre la plata de Chávez, el populismo reencauchado en muchas partes, las armas de Fidel y unas Farc que secuestran y están en narcotráfico.

El actual escenario de crisis binacional ocasionado por las ofensas de Chávez y sus intenciones de desestabilizar, no es nada comparado con lo que se puede venir. Es seguro que la comunidad internacional está y va a estar del lado de Colombia. Y que desde muchos lados se atizará esta hoguera. Hace bien Uribe al no responder agravios y mantener la mesura. Es una actitud responsable, cuando menos.

Con nada, esta tensión política, hasta ahora, puede devenir en una crisis peor, si cabe. No le conviene a nadie, con excepción de las Farc que han recuperado gracias al secuestro de nuestros compatriotas un protagonismo que no tenían. ¿Qué tal un aislamiento de Venezuela, parecido al de Cuba, sin los alimentos que le surte Colombia? Se ha metido en una trampa que usted mismo tendió, presidente Chávez.

En Colombia un “proyecto” populista no tiene entrada, dijo con razón el presidente Uribe. Menos, si llega de la mano de sus simpatías con unas Farc que se derrotaron a si mismas, en sus perspectivas políticas. Menos, si le acompañan aquí las minorías de las minorías derrotadas democráticamente y mucho menos, si la comunidad internacional se coloca, como lo está, del lado de Colombia y sus conductas y tradiciones democráticas.

Como no hemos continuado el espiral de ofensas propuesto por Chávez, Uribe debe citar de urgencia a la Comisión de Relaciones Exteriores, al Congreso en pleno y a los líderes de los gremios y partidos. Aquí tenemos una democracia con defectos y amenazas, pero que funciona. Si se necesitan garantes para una cumbre Uribe-Chávez, los nombres del ex presidente Clinton, el Presidente Lula, Felipe González y Aznar deben ser considerados. En todo caso, su actitud “huele a azufre”, presidente Chávez.

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