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Incumplimiento

Cartas de los lectores
07 de febrero de 2014 - 04:00 a. m.

El descarado incumplimiento de la DIAN en el pago de los dos puntos del IVA desde 2013 constituye grave falta y una indelicadeza sin precedentes para con los contribuyentes.

Envía un mensaje perverso contra el principio de que la ley está para cumplirse y las deudas para pagarse. Menos que nadie, mal puede la DIAN ser deudor avivato que usa todo tipo de excusas para tumbar a la gente violando derechos adquiridos; ni alegar su propia culpa ante omisiones directivas acusadas por la defensora del Contribuyente. La DIAN y el Estado deben proceder a agotar esfuerzos para superar cualquier obstáculo y honrar el pago de esta deuda con sus intereses. Además, las responsabilidades de todo orden deben ser establecidas y sancionadas por los entes competentes.

Ricardo Alarcón Gutiérrez.

Bogotá.

Errata, mitología e interceptaciones

En mi columna “Alquimia jurídica”, publicada ayer por El Espectador, escribí equivocadamente el nombre de la operación de interceptación ilegal de comunicaciones recientemente descubierta: la llamé Anémona, en vez de Andrómeda. Pido disculpas a los lectores, y también a Andrómeda, personaje de la mitología griega cuya madre, Casiopea, por presumir ser tan bella como las Nereidas, ninfas que hacían parte del séquito de Poseidón, enfureció a éste, quien envió un castigo para acabar con los hombres y el ganado. Para evitarlo, el padre de Andrómeda entregó a su hija en sacrificio al monstruo Ceto, enviado para ejecutar el castigo. Perseo, futuro esposo de Andrómeda, la liberó usando la cabeza de Medusa (una anémona o especie de aguamala), con la cual petrificó y convirtió en coral al monstruo Ceto. Hasta ahí el mito. La realidad es que la Operación Andrómeda, además de ultrajar el nombre de la inocente Andrómeda, es tan venenosa para la democracia como una anémona.

Gustavo Gallón Giraldo.  Bogotá.

Solidaridad

El colega Hollman Morris no necesita mi defensa, pero quiero hacerle llegar mi solidaridad por su trabajo, que salva a la profesión de su tradicional conformismo.

Su formación y hoja de servicios son la razón del reconocimiento que se ha ganado entre quienes conocemos su trabajo.

Algunos de sus críticos parecen moscas, otros más bien escarabajos peloteros.

Julio Roberto Bermúdez.

Bogotá

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.

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