Inoportuna reforma política

Hernán González Rodríguez
31 de marzo de 2017 - 03:00 a. m.

El ministro de Gobierno, señor Juan Fernando Cristo, propuso una sorpresiva macrorreforma política que, para algunos, no pasa de ser una cortina de humo para ocultar el escándalo de las “donaciones” de la constructora Odebrecht para la campaña electoral del presidente, Juan Manuel Santos, en 2014.

Para otros es, simplemente, el cumplimiento del pacto Farc-Santos del teatro Colón, según el cual “para poder terminar, todo proceso de paz debe abrirles las puertas del escenario político a los alzados en armas”. En fin, esto me recuerda a Ernesto Samper cuando en medio del Proceso 8.000 decidió hablar de un canal interoceánico por el Darién colombiano.

De acuerdo con el diario El Tiempo, “el ministro Juan Fernando Cristo no consultó al presidente estos temas”.  Más aún, bromeó tratando de “miquitos del ministro Cristo”, el voto de los jóvenes mayores de 16 años, el voto obligatorio, no abusar del fast track y que los ciudadanos puedan proponer leyes por la vía digital”.

En países democráticos como los Estados Unidos, una de las preocupaciones de primer orden radica hoy en controlar la participación de los dineros privados en las campañas electorales. Esto mismo debería ser el tema principal de una macrorreforma en Colombia. Las opciones son de vieja data. Ejemplos:

1. Que el Gobierno financie el 100 % de las campañas electorales para evitar donaciones privadas como las de Odebrecht. Los opositores a esta financiación sostienen que, además de los dineros del Gobierno, contarán algunos partidos o candidatos individuales, los indeseables precisamente, con la financiación privada y corrupta bajo la mesa.

 2. Eliminar el voto preferente por candidatos específicos, para excluir la competencia entre los integrantes de unos partiditos de garaje, cuyos miembros compiten entre sí. Los opositores al voto preferente temen que continúe la corrupción existente hoy tras esta libertad para que cada candidato financie su campaña.

3. Instaurar solo las listas cerradas, elaboradas por los directorios de los partidos, y prohibir el voto preferente, no dejarlo opcional como existe hoy día, para fortalecer los partidos políticos y el trabajo en equipo. Los opositores a las listas cerradas sostienen que con ellas se retorna al 'método del bolígrafo', según el cual, eligen a dedo sus participantes las camarillas que dirigen los partidos.  

Nada es perfecto en esta Colombia corrupta. Pero quien escribe preferiría las listas cerradas con 100 % de financiación del Estado.

Otros embelecos. Ampliar a cinco años los períodos de los presidentes, los gobernadores y los alcaldes, no siempre es lo ideal. ¿Qué tal un Juan Manuel Santos durante cinco años?  Lo ideal sería retornar a permitir la reelección transcurrido un período intermedio de otro gobernante, como había sucedido desde siempre en Colombia.

Puro tropicalismo, eliminar el vicepresidente, para retornar al inocuo designado, para evitar los “Germán Vargas Lleras” de vicepresidente y a la par ministro de Vivienda y Transporte. La solución radica en no ocuparlo en nada distinto de su vicepresidencia.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar