Internet, la rebelión de los anunciantes

Juan Carlos Gómez
27 de marzo de 2017 - 02:00 a. m.

La semana pasada hubo un terremoto el mundo de la publicidad en internet. Empresas multibillonarias en ingresos, como AT&T, Johnson & Johnson, PepsiCo, Walmart, Starbucks y Volkswagen decidieron dejar de pautar su publicidad en Youtube. La razón es que por error este medio despliega inadvertidamente los anuncios comerciales de valiosísimas marcas y productos en videos con contenido indeseable (terrorismo, racismo y xenofobia).

La rebelión comenzó días antes en Europa, en donde muchos anunciantes, incluido el gobierno británico, le habían solicitado a Google –el dueño de Youtube– que se corrigiera esa situación.

A pesar de disculpas y promesas de tomar medidas al respecto, no se logró tranquilizar a los anunciantes y los errores siguieron. Al fin y al cabo, la efectividad de las herramientas para evitar contenidos basura no depende de humanos, sino de esos algoritmos que, poco a poco, se apoderaron de nuestras análogas vidas.

Teniendo en cuenta que Youtube en 2016 habría facturado alrededor de US$13 billones y que comparte sus ingresos de publicidad con los que “suben” el contenido, por esta vía –según New York Times–, pudo haberse ido mucho dinero a los bolsillos de extremistas y criminales.

En Estados Unidos, los ingresos de publicidad en internet están cerca de superar a los de la televisión. Este resultado apenas obvio en términos comerciales es devastador para los medios tradicionales. Al perder estos su fuente principal de financiación, la información en buena parte quedó en manos de piratas parapetados en internet. Es un verdadera tragedia cultural que ya tuvo efectos devastadores en la política, como lo demuestra la elección de Trump. Nada se puede hacer para evitarlo si el público se conforma con lo que le dan.

No obstante el boicot contra Youtube –que según algunos podría ampliarse también a Facebook–, es poco probable que los anunciantes estén dispuestos a emprender una cruzada de largo alcance en contra de tantos contenidos indeseables en internet. Pero al menos es una pausa obligada ante la alocada carrera por alcanzar audiencias a como dé lugar y una evidencia más de que con las normas jurídicas vigentes es imposible enfrentar las amenazas del internet subterráneo, ese nuevo Leviatán.

@jcomez_j

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