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Ivan Cepeda propone...

Luis I. Sandoval M.
24 de junio de 2013 - 11:00 p. m.

El de Iván Cepeda es un liderazgo limpio y valiente. Tiene, además, un extraordinario sentido común que combina oportunidad y audacia.

Eso hace que sea un liderazgo promisorio. Su formación se enriqueció con los acontecimientos que antecedieron y siguieron a la caída del Muro de Berlín que vivió en Europa con motivo de un largo exilio. Iván es depositario de una inmensa cultura por estudio y por experiencia que lo habilita para visualizar la creación de nuevas realidades políticas.

Lo anterior hay que decirlo, en primer lugar, para las derechas colombianas recalcitrantes que, si van por el camino de la decencia política, deberán respetar la trayectoria y las opciones del joven y destacado parlamentario (PDA), líder del movimiento de víctimas y de la iniciativa política Vamos por los Derechos. La cadena de desenlaces trágicos tiene que terminar para aclimatar definitivamente en el país el juego político plural sin limitación alguna. De ese cometido forma parte el fin de los señalamientos. 

Iván es muy consciente de que Colombia, América Latina y el mundo transitan ya la segunda década del siglo veintiuno dejando atrás la pesada carga del veinte. El mundo multipolar de hoy ya no es el de la guerra fría. Las resistencias, los reformismos y las revoluciones van por vías muy diferentes a las que visualizaban quienes vivieron la revolución cubana. Nuevos paradigmas están en gestación con la vida de la especie y la naturaleza como vértice.  

Iván ha hecho las primeras etapas de su carrera política en el contexto de la primavera democrática de este continente, originada en convergencias políticas amplias, muchas de ellas triunfantes. Extraordinaria lección que él muestra haber aprendido por lo que dice y hace. 

También las izquierdas tienen que comprender que Iván Cepeda no está calcado en ninguna de ellas. Quizá podría decirse que es resultado de todas porque ha compartido con todas en el marco de experiencias cercanas; por fortuna, en ese intercambio se ha apropiado de las virtudes mas no de los vicios que tan evidentes han quedado en lamentables episodios aún frescos. 

Ese es Iván Cepeda y ese el contexto en el que surge la oportuna y pertinente Carta que él dirigió hace pocos días a otros líderes y liderezas de agrupamientos políticos alternativos que marcan una diferencia clara, democráticamente legítima, con la Unidad Nacional del Presiente Santos. “Solo una poderosa confluencia de sectores políticos de izquierda, movimientos sociales y fuerzas democráticas podrá garantizar que se echen los cimientos de la paz y que la transición concluya en un nuevo estado de cosas que haga del fin de la guerra un hecho irreversible”. 

Mencionar a Iván es significar que hay una generación de nuevos líderes, hombres y mujeres, que se corresponden con realidades ascendentes en la izquierda, el espacio independiente y el ámbito social. Colombia, con la terminación del conflicto armado y la llegada de la paz, tiene hoy una extraordinaria oportunidad de renovación de sus liderazgos de todo tipo. Las mayores posibilidades quizá sean para las izquierdas porque estamos en tiempo de cambios orientados a superar el largo y crudo invierno del neoliberalismo. 

Los que hoy se indignan por tantos motivos válidos quieren que las acciones no naufraguen en elecciones, participación directa más que representación, liderazgos fuertemente anclados en movilización, deliberación y mandato ciudadano. Crece la lucha civil de masas por objetivos democráticos. No hay liderazgo sin movimiento, ni movimiento sin liderazgo. Es el momento de liderazgos creíbles como el de Iván Cepeda, Alejandra Barrios, Feliciano Valencia, Mayerly Angarita, Andrés Gil, Marylín Serna, Miller Dussán, Tatiana Roa, Alberto Benavidez, Rodolfo Vecino…             

lucho_sando@yahoo.es

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