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Jóvenes y viejos

Iván Mejía Álvarez
02 de abril de 2014 - 07:15 p. m.

Entre el estelar momento de Máyer Candelo y el gran futuro de Daniel Hernández median más de 15 años de diferencia, y sin embargo el buen hincha del fútbol tiene que quitarse el sombrero y celebrar el presente y el futuro de los que saben jugar.

Aplausos, muchos aplausos para la última versión del Máyer generoso que se tira a los pies, roba pelotas, ayuda a tapar la subida del equipo rival, y cuando se la entregan pone a funcionar el pequeño computador que tiene en la cabeza y después organiza el fútbol, juega y hace jugar, poniendo a Dayro y sus compañeros de cara al arco con precisos y quirúrgicos pases de gol.

Y también muchos aplausos para ese joven Hernández del Once Caldas, que todavía es un poco indolente en sus tareas defensivas, pero que tiene un imán para proteger la pelota, juntar a sus compañeros alrededor del balón —como tendría que ser siempre en el fútbol— y darle destino preciso a sus servicios de gol. Si usted, amigo lector, todavía no lo ha visto, la próxima vez que juegue el elenco manizalita póngale cuidado a un chico que tiene un inmenso futuro, como en su momento se proyectó Juan Fernando Quintero. Jugadores menudos pero inteligentes, con una predisposición a utilizar bien el esférico.

No hay viejos y jóvenes, hay buenos o malos jugadores de fútbol.

Pero ellos no están solos en este momento en el campeonato colombiano. En otros equipos se ven jugadores jóvenes con calidad que, bien llevados, pueden llegar a formar una generación de relevo interesante.

En el gusto personal de este periodista he aquí algunos jugadores nuevos que muestran condiciones y que tienen posibilidades de triunfar, siempre y cuando cumplan las fases de aprendizaje y maduración. Izquierdo, el extremo del Once Caldas, juega muy bien, es rápido, incisivo, potente en el disparo, le gusta el arco. Villota, el volante de armado del Pasto, tiene toque corto, facilidad para la búsqueda del espacio, visión amplia del campo y abre bien el juego a los costados, pero además le gusta comprometerse al pisar el área con frecuencia. Hinestroza, el extremo de La Equidad, es un ejemplo del cambio de ritmo, aceleración en pocos metros, buen remate a puerta, sentido colectivo para trabajar defensivamente.

Seguramente se quedan en el tintero otros futbolistas de proyección. Por ahora, con todo el respeto, esos que he mencionado merecen tener la condición de irse puliendo en una selección sub-23 o algo así.

 

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