Publicidad

Joyas turísticas

Gonzalo Silva Rivas
27 de marzo de 2013 - 11:37 a. m.

Una enriquecedora alternativa para considerar en una temporada de descanso y reflexión tan breve -como es el caso de la Semana Santa para la comunidad católica-, distinta a la recurrente opción del turismo de sol y playa, es el denominado turismo especializado o temático, modalidad que en los últimos años viene adquiriendo un notorio y sostenido crecimiento.

En Colombia, por ejemplo, el MinComercio le puso el ojo al patrimonio cultural, y entre algo más de cuarenta municipios que en el país tienen la distinción de Pueblos Patrimonio, por poseer un acervo cultural de valor sustancialmente importante, seleccionó una red de 14 localidades que cuentan con la declaración de “Patrimonio Histórico de la Nación” y son objeto de promoción como “joyas turísticas” nacionales. La idea es incluirlas en el portafolio de las agencias de viajes para que tengan juego dentro de la competencia comercial con los tradicionales destinos playeros de Cartagena, Santa Marta y San Andrés; con el Eje Cafetero e incluso con Bogotá.

Para la temporada religiosa que acaba de empezar, el abanico de posibilidades resulta bastante atrayente y una buena decisión para sacarle provecho al recogimiento puede contemplar cualesquiera de estos 14 municipios de caracterizada hermosura y gran atracción para quienes los han recorrido, aunque su reconocimiento sea apenas marginal para el común de las gentes. Todos ellos cuentan con facilidades de acceso, infraestructura hotelera mínima pero adecuada, buenos servicios públicos y, lo más excitante, disponen de unas particulares características históricas y ambientales que destacan su identidad.

En la galería de ofertas sobresalen pintorescos y tradicionales pueblos paisas como Aguadas, Jardín y Santa Fe; nostálgicos exponentes de la arquitectura colonial como Mompox, Girón, Lorica, Monguí y Barichara; estampas del paisaje cultural cafetero como Salamina; históricas y cálidas poblaciones centenarias como Ciénaga, Guaduas y Honda; y encantadores refugios de mixtura natural y cultural como Playa de Belén, en Norte de Santander, adornada por un sosegado manto de casas blancas, y Villa de Leyva, en Boyacá, con su formidable plaza empedrada, escoltada por añejos edificios españoles.

Son propuestas turísticas de especial interés que poseen una peculiaridad que toma fuerza en la industria: su importe histórico y cultural. Ese valor agregado que el pasado -tangible o intangible- le da a una actividad cada vez más exigente y especializada, y que tanto seduce a los expertos en viajes. Bueno es recordar que Europa debe a su patrimonio cultural la mayor parte de su cotizado y fortalecido producto turístico.

gsilvarivas@gmail.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar