Judicial

J. William Pearl
29 de agosto de 2017 - 02:00 a. m.

Siempre sostuve que para ahondar en el asunto de la corrupción tenía primero que cerrarse el ciclo de la guerra. Tal parece que para los colombianos (aun cuando faltan unos trámites en el Congreso) la paz ya es un hecho y en las presidenciales del otro año el tema central será la corrupción.  Ojalá esta no existiera en Colombia, es necesario enfrentarla para poder erradicarla. Se dice que no tenemos las herramientas suficientes para eliminarla, pero lo que hace falta es una mayor perseverancia y que los ciudadanos se pronuncien, salgan a las calles, se manifiesten y sobre todo denuncien.  ¿Estamos listos para dar el salto?

La corrupción está vigente en los tres poderes públicos principalmente, en el Ejecutivo, en el Legislativo y el Judicial. En el ejecutivo se da desde hace mucho tiempo, lo cual para nada la justifica. Este, al tener la chequera, la dirige a algunos para buscar su apoyo y que resulte el “negocio”.  En el Legislativo se da ya que son “dueños” de entidades que asumen les pertenecen y manejan a su antojo. El aparato judicial está en un lío grande que le costará el replanteamiento de la forma como debe operar el sistema. Existe otro actor que es la empresa privada, la que muchas veces ofrece dinero con tal de ganar un contrato o superar barreras burocráticas. El caso Odebrecht es uno de los últimos, pero existen otros, entre ellos el caso de los hermanos Nule que se convirtió en un símbolo.

Las sociedades evolucionan con el tiempo y existen dos posibilidades extremas, o se es como Haití o se es como Holanda; para lograr alguna similitud con Holanda se requiere dar comienzo a una gigantesca lucha encaminada a erradicar la corrupción a todo nivel, el país tiene que empezar a cambiar y lamentablemente esto no sucede de un momento a otro, es un proceso que se da cuando los ciudadanos  y sus gobernantes son honestos. Para citar un ejemplo, cuando Mockus fue alcalde Bogotá, en el recibo de impuestos se podía adicionar un pago voluntario. Muchos lo hicieron, pues se veían las obras. Pero ahora está tan corrompido todo, que muchos prefieren evadir los impuestos, lo que lleva a que todos los ciudadanos y sobre todos los menos favorecidos vean muy pocas obras públicas.  

Ayer empezó el congreso de las Farc y un tema muy importante para ellos es la corrupción a nivel nacional. En Colombia ya se cerró el tema de la guerra con las Farc, se viene el de la corrupción. Los colombianos tenemos que tener claro que existen más pobres que ricos y estos pueden fácilmente elegir como opción al nuevo actor político, quien aparentemente como en Venezuela no busca nivelar por arriba. Es decir, lo que  logran  es que todos sean pobres. Los antecedentes de Venezuela muestran  una corrupción rampante. Colombia enfrenta tres retos muy importantes, cerrar bien el ciclo de la guerra, enfrentar la corrupción y tener bien claro que las Farc firmaron la paz al no poder derrotar al Estado y aspiran llegar al poder por los votos, es decir, a usar todas las formas de lucha.

Si Colombia no empieza a derrotar la corrupción, estaremos condenados a vivir la situación que enfrenta Venezuela, una facción que llegó al poder por la vía democrática, pero gobierna como lo hacen en Cuba, es decir a la fuerza y quitándole libertad al pueblo. Sí, en Colombia estamos encaminados a luchar contra el flagelo de la corrupción o tendremos que estar listos para dar ese gran salto.

 P.D.: ¿Quién pagó los viáticos y hoteles de los miembros de las Farc para su congreso en Bogotá?

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