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La comedia de la revaluación del peso

Hernán González Rodríguez
24 de junio de 2008 - 12:46 a. m.

El señor ministro de Hacienda, señor Óscar Iván Zuluaga, nos desconcierta continuamente con sus teorías y explicaciones.

Un día sostiene que al país tan sólo le ingresan por año 2.000 millones de dólares del narcotráfico, cuando estudios serios fijan el monto del contrabando, con dólares provenientes de las exportaciones de cocaína, en una cifra superior a los 6.000 millones de dólares.  Al poco tiempo resolvió admitir que él no sabía qué estaba causando el desplome de la tasa de cambio.  Más honesto, sí, pero desconcertante para los colombianos.

Otro día sostiene el Ministro que la estrepitosa caída de la tasa de cambio hasta niveles de $1.650 pesos por dólar, se debe a sobrerreacciones de los corredores de la Bolsa de Valores por culpa del aleteo de cualquier mariposa en los mercados internacionales.  Pero no tardó en mudar esta teoría por otra curiosa inculpación. Oscar Iván afirmó que el desplome del dólar hay que buscarlo entre los especuladores para sancionarlos.  Ojalá le señalara al país algunos de tales.  

 Según el editorial de un destacado diario de la capital, los recortes que presentó el Ministerio de Hacienda el lunes 16 de junio pasado, establecen que los ingresos en 2007 fueron de 65 billones de pesos y pasarán a 86 billones en 2009, es decir, aumentarán un 33 por ciento.  Pero esto no es lo grave, los gastos pasarán de ser 77 billones de pesos a 100 billones en el mismo lapso, aumentarán, por tanto, un 30%.

Ningún país aguanta tales crecimientos de gastos y de impuestos, sobre todo, cuando se vuelven de carácter permanente como está sucediendo por acá.  En fin, según lo anterior, el déficit de 2007 se avecinó a los 12 billones de pesos y el de 2009 será, después de los cacareados recortes, de cerca de 11 billones de pesos. O sea, tímidos fueron los recortes al presupuesto de 2009.     

El problema estribaba en que estos faltantes se financiaban en años pasados con préstamos en dólares, los cuales se monetizaban en la Bolsa de Valores y desplomaban de inmediato la cotización del dólar.  Dudamos de que esto no suceda en forma aproximadamente igual en 2009.

Algunos observadores más suspicaces sospechan que tras los azarosos incrementos de gastos proyectado por el Minhacienda para el 2009 se agazapan las demandas financieras de un año preelectoral.  Esperamos que no hayan sido tales gastos  inflados con fines proselitistas.  Insisto, si la tasa de cambio prosigue elevando el desempleo, el próximo presidente provendrá del Polo Democrático.

Cierto o falso, la realidad es que tras el tren de gastos oficiales insostenibles marcha buena parte de nuestras dificultades relacionadas con  la revaluación destructora de nuestra tasa de cambio y con las elevadas tasas de interés. Son ellas las dos grandes amenazas de nuestra economía.  Porque las dificultades con la inflación se relacionan hoy en forma más directa con los elevadísimos precios internacionales de los alimentos y del petróleo y en forma más indirecta con la laxitud de gastos aludida.

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