La Cultura de la Paz

Luis Carvajal Basto
28 de agosto de 2017 - 02:00 a. m.

“Viendo el video sobre lo que se ha hecho a través de estos años, me hacía la pregunta: ¿A quién se le ocurre en este momento no tener un Ministerio de Cultura?” La frase es del presidente Santos el pasado 22 de agosto en el bellamente remodelado Teatro Colón, con motivo de la celebración de los primeros 20 años, en un agradable e inteligente conversatorio con el ex presidente Samper, “responsable”, en primer grado, de que hoy tengamos Ministerio.

La pregunta vale: hace 20 años, luego de un intenso debate, más político que teórico o pragmático, se aprobó finalmente la Ley que reconoció a la cultura un Ministerio. Como ahora, el país estaba polarizado entre amigos y detractores del gobierno. Tratándose de una propuesta de gobierno, la de su creación, el ambiente no era el mejor. Hasta entonces, la cultura andaba “por ahí”; en las fiestas de los pueblos; en los versos; en los cantos de juglares; en los bailes ancestrales; en el misticismo de los grupos de teatro y en la bohemia de nuestros escritores, pintores y actores: en todas partes, como ahora. Desde entonces, la cultura no es “mejor”, porque no hay culturas mejores ni peores como precisó el maestro Jorge Zalamea, pero existe una política de Estado y un intérprete que permite traducir sus necesidades; registrar su avance; atisbar y promover sus logros.

Para el ex presidente Samper la creación del Ministerio se trataba de “Llevar la cultura al Consejo de Ministros”; consistía en un asunto de principios que se relacionaba, desde entonces, con la necesidad de los colombianos de fraternizar y convivir en armonía: un anticipo o cuota inicial de una Colombia en Paz. Me lo recordó la semana pasada: “El Ministerio de Cultura debería convertirse en el Ministerio de la Paz para aprender a convivir con las diferencias por las cuales nos estábamos matando”. Hace 20 años, cuando como último presidente de la Junta de Colcultura recibí su instrucción de transformar el Instituto en Ministerio, pensé que tenía toda la  razón, como vuelve a tenerla ahora al destacar los vínculos entre cultura y Paz.

En el artículo 1 de la Ley que dio origen al Ministerio, se incluyó una definición de Cultura como “el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida, derechos humanos, sistemas de valores, tradiciones y creencias”. La perspectiva de una Colombia en Paz ya estaba ahí.

Sin embargo, el país se ha transformado y si de hacer un balance se tratara,” sería justo decir que nos hemos quedado en “las artes y las letras” un poco en las “tradiciones”, pero casi nada en los “modos de vida, derechos humanos, sistemas de valores y creencias”, verdadero sustento de una Colombia en Paz.

20 años después de la creación del Ministerio, nuestra  cultura, y por lo tanto las políticas públicas que se ejecutan para atender sus necesidades desde el Estado y proyectarlo, no se han desarrollado, pudiéndose pensar que tampoco entendido, el espíritu del artículo 1 de la Ley que lo creó: un Ministerio, también, para la Paz.

Debemos comenzar por reconocer las profundas transformaciones culturales que el país ha vivido los últimos 50 años. Ya no somos los que éramos, después de la guerra y el narcotráfico. Ni lo seremos, después de la Paz. Luego de un profundo análisis de esos cambios, necesitamos diseñar una renovada intervención del Estado que reconozca la conveniencia de la convivencia  pacífica: una transformación de nuestras costumbres; de nuestra cultura.

Por otra parte, es imposible abstraer de las funciones del Ministerio, asuntos como la falta de participación ciudadana, un problema eminentemente cultural, o a la influencia de la cultura “traqueta” que dejó rastro en amplios sectores de nuestra sociedad. Tampoco, los cambios culturales que se han desarrollado en el mundo y la manera en que nos han impactado, mucho más en esta era  digital. El Ministerio debe ajustarse porque nuestra cultura; nuestra sociedad y el mundo se transformaron.

20 años después necesitamos un Ministerio de Cultura y consolidación de la Paz.

@herejesyluis

Posdata: Resulta imposible evocar el proceso de creación del Ministerio de Cultura sin recordar al ex Ministro Jaime Niño, corazón de ese proceso. Nos fuimos a “vivir” al Congreso para persuadir a los parlamentarios, con camisa de repuesto y lonchera. Pese a la oposición política y mediática, se concilió la misma noche en cámara y Senado.

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