La cultura en secreto

Manuel Drezner
29 de octubre de 2019 - 02:00 a. m.

Parece increíble, pero da la impresión de que algunos organizadores de eventos culturales desearan que lo que hacen fuera algo confidencial y permaneciera en secreto. Digo esto porque últimamente han tenido lugar importantes hechos y el público no ha respondido por falta de información. No me refiero a organizadores como el Santo Domingo, la Filarmónica o el Colón, que son cuidadosos en informar sobre lo que van a hacer y se ve la consecuencia en la respuesta del público, que acude en masa a lo anunciado. Pero, en contraste, en los últimos días se presentó en Bogotá la ilustre pianista portuguesa María José Pires, una de las grandes virtuosas del teclado, y me cuentan que solo un puñado de espectadores acudió a un concierto que en cualquier parte del mundo hubiera agotado localidades con meses de anticipación. Yo me enteré del concierto días después de que tuvo lugar y si yo, que tengo interés primordial en estos hechos, no lo supe, ¿qué pasaría entonces con otros amantes de la música que tampoco lo supieron? Que un recital tan importante haya pasado desapercibido demuestra que está faltando en algunas partes una buena sección de relaciones públicas que sepa que si algo no se anuncia, esa falta de información hará que el público no vaya, por bueno que sea lo que se presenta.

Lo mismo sucede con los grupos teatrales de la capital. Aunque no se crea, ellos, mal contados, son más de cuarenta que están presentando obras de interés en forma continua. Pero no hacen el esfuerzo de informar sobre lo que están haciendo y ese esfuerzo, que me imagino tiene como objeto presentarlo al público, no es correspondido como se debe y probablemente se merece.

Esa falta de comunicación es lamentable, porque haría pensar que a la gente no le interesan estas cosas, cuando la realidad es que si hay buena información, el público acude y eso se comprueba con la nutrida audiencia que tienen las organizaciones que mencioné al principio. Si el posible público no sabe lo que va a pasar, es difícil culparlo porque ignore dichos eventos.

La cultura no debe seguir haciendo las cosas en secreto y es, por tanto, importante que los organizadores comiencen a tomar medidas, ya que todas esas sillas vacías en un recital de una artista tan ilustre como lo es Pires son una vergüenza para Bogotá.

 

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