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La inseguridad del voto electrónico

Hernán González Rodríguez
25 de abril de 2014 - 03:55 a. m.

Quien escribe le dedicó 30 años de su vida a la programación de computadoras.

Recuerdo por allá en los años 80 el uso de las tarjetas perforadas para consolidar informaciones de las elecciones. En otros países, un poco después, se utilizó el escáner óptico que leía círculos de colores. Se inventaron luego las máquinas Direct Reading Electronic –DRE- para depositar y sumar los votos en los puestos de votación. Con la popularización de Internet, se comenzaron a utilizar las máquinas DRE para identificar a los lectores por su huella dactilar y por su firma manual. Internet permitió centralizar los votos directamente en grandes ‘servidores’ o computadores en las oficinas de las autoridades electorales. En algunos países se vota hoy por teléfono y desde las computadoras o tabletas personales.

Los sistemas electrónicos electorales deben cumplir cuatro condiciones, a saber: 1. Un solo voto por persona. 2. Soportar auditorías integrales tanto de los procesos manuales como de los electrónicos. 3. El voto debe ser confidencial. 4. El sistema debe estar protegido contra los fraudes y los ataques de los intrusos.

Entiendo que todos, absolutamente todos los programas electorales del mundo, comenzando por los más famosos, los de la Diebold Corporation de los Estados Unidos, son sistemas cerrados, esto es, ‘no permiten el acceso a los programas fuentes’ y utilizan el Data Base Management System –DBMS- de Microsoft, que no se considera totalmente segura contra los fraudes. Linux, por ejemplo, es un sistema abierto.

Peor aún, casi ningún programa existente imprime el Voter Verifiable Paper Audit Trial –VVPAT- que es un recibo impreso por la computadora que permite auditar que el voto sí se depositó por quien el elector prefirió y que no se desvió en favor de otro cualquiera.

El mayor fraude. Dentro de los ‘programas fuente’ puede incluirse un programita secreto, que se activa cuando ya se obtienen los primeros consolidados, y se le ordena votar, en forma aleatoria, en las regiones que se elijan, en nombre de los que NO votaron y en segundos se tuercen los resultados. Se rumora que así ganaba Chávez y gana Maduro sus elecciones con la bendición de los ‘expertos en sistemas’, los expresidentes Gaviria y Cárter. Para ocultar esto, incineran las papeletas e impiden el recuento del 100% de los sufragios. Y después despiden de su trabajo a los empleados oficiales que no votaron por el Socialismo del siglo veintiuno.

Por los motivos anteriores, una autoridad indiscutible como Bill Gates, el fundador de Microsoft, NO recomienda el voto electrónico completo, tan solo acepta hasta la identificación del elector. Los alemanes, de innegable autoridad en el tema, tampoco permiten el voto electrónico total, a la manera de Venezuela, por culpa de los peligros antes esbozados, exigen las papeletas con los votos.

Para terminar. No olvidemos que las Farc demandan que realice Colombia una ‘revisión integral’ de su sistema electoral y que adoptemos el voto electrónico que perpetuó a Chávez. Se rumora que tal ‘revisión’ estará por acá a cargo de los mismos ‘expertos’ que programaron los fraudes de Chávez. Pretenden las Farc, asimismo, cambiar la ley actual de los partidos políticos mediante un ‘estatuto de garantías para los partidos’ inspirado por ellos. ¿Más pasos hacia el castro-chavismo?

 

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