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La lección de Pékerman

Antonio Casale
09 de septiembre de 2012 - 11:00 p. m.

Mas allá de la goleada a los uruguayos, tan inesperada como merecida, en la semana que pasó el entrenador Pékerman nos entregó una lección de liderazgo digna de los pergaminos por los cuales fue designado como entrenador. A muchos nos calló la boca con respeto y buen fútbol. Motivo de alegría.

Cuatro puntos tenían inquieto al país futbolero en torno a Pékerman; en tres de ellos me incluyo. El primero, el bajo nivel exhibido ante peruanos y ecuatorianos, a pesar de la victoria obtenida en Lima. Todo, enmarcado en nuestro mal acostumbrado cortoplacismo. El segundo, la presencia en la delegación de Pascual Lezcano, empresario de jugadores. El tercero, la conveniencia para Colombia de Barranquilla como sede. Otros tantos se quejaban porque Pékerman no decía nada en las ruedas de prensa y poco o nada contaba con la opinión nacional.

En cuanto a lo más importante, el nivel exhibido, el lugar donde se resume la gestión de un equipo, no quedaron dudas. Por fin tuvimos un colectivo que correspondiera con las cualidades ofensivas de sus mejores jugadores. Por fin un DT entendió que es menester aprovechar las fortalezas; un equipo que cuente con James, Falcao y Teófilo tiene que atacar. Pues bien, lo del viernes, con el mejor equipo del continente como rival, no dejó dudas.

En cuanto al tema de Pascual Lezcano, representante de jugadores y quien ha estado y seguirá estando cerca de la selección, el entrenador contestó sin rodeos que se trata de un hombre de su confianza personal, que no hace parte del cuerpo técnico. Afirmó que “la ética siempre ha hecho parte de mi diccionario” y esa es suficiente razón para no tener que esconderlo. Poniendo las cosas por encima de la mesa, las cosas quedan claras. Asunto terminado.

En cuanto a Barranquilla como sede de la selección, Pékerman demostró que si el equipo juega bien y es alegre en su juego, como lo es la gente de esa ciudad, en consecuencia el público y el calor se hacen importantes, no al revés.

Por los lados del manejo de la prensa y el público, Pékerman cedió, entendió que, si bien la selección debe estar concentrada, no puede ser un búnker. Fue una semana en la que el entrenador dejó cosas claras en las ruedas de prensa y el público y los periodistas pudieron tener más cerca a los jugadores.

Seguramente vendrán empates y derrotas dolorosas. Mañana, frente a Chile, puede pasar. Se jugará igual de bien como frente a Uruguay e igual de mal como frente a Ecuador, pero hay algo que me deja tranquilo. Hay un buen líder, que sabe manejar las situaciones adversas para convertirlas en favorables, que conoce a su grupo de jugadores y, por supuesto, lo más importante, hay equipo.

 

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